Roque, que ya sabe que el padre Ángel es en realidad Paco, le pide al falso cura que acoja a unas cuantas personas de origen chino para hacerle un favor a un dueño de una cadena de restaurantes. Pronto, el padre Ángel ve el negocio y decide hacerles pasar por monjes Shaolin para organizar una exhibición.