La violencia acabó antes de tiempo con lo que debía haber sido una noche de buen fútbol. Tras las explosiones, las noticias eran confusas y esa incertidumbre se trasladó a las gradas del Iduna Park. Hinchas de Borussia y Dortmund seguían en sus móviles la última hora de lo sucedido a la espera de saber cómo estaban los jugadores del equipo alemán y de conocer qué iba a pasar con el partido.