"Queridos Ruth y José, queridos hijos míos y solamente míos porque nunca tuvisteis padre, quiero que sepáis que nada y nadie puede separar una madre de sus hijos, siempre vais a estar en mi corazón todos los días de mi vida, todos, hasta que mi alma se una a la vuestra. Mientras tanto jugad entre las nubes de algodón junto con todos los niños del cielo y con vuestro abuelo Sebastián. Os he querido, os quiero y os querré siempre como sólo una madre puede querer".