Jero García se enfrenta a un caso muy violento. Stephan, un joven conflictivo, homófobo y rencoroso que ha convertido su casa en un auténtico infierno. Ha sido condenado a pagar 11.000 euros por romper la mandíbula a un joven pero es su madre la que se hace cargo del pago. A él solo le importan sus fiestas. No quiere tener ninguna responsabilidad.