Cuando solo tenía 18 años, Mónica fue víctima del violador del ascensor. 25 años después y por primera vez, ha contado su historia. Aunque ahora tiene ya 43 años, Mónica asegura que una cosa así te marca para toda la vida: “Las secuelas no pasan nunca, duran toda la vida”. Mónica sigue viviendo con miedo y asegura que todos los casos de violación le siguen afectando.