Pedro Rodríguez, el guardia urbano asesinado en Barcelona el pasado mes de mayo, intercambió dedicatorias llenas de promesas con su novia Rosa por el día de Saint Jordi, diez días antes de ser brutalmente asesinado. Rosa le prometía que en un futuro cercano espera tener un bebé mientras que el policía escribía: “No nos volvamos a hacer daño”.