Alain no ha discutido con nadie, nunca ha levantado la voz y en la casa parecen estar convencidos de que es el hombre bueno de la edición. Sin embargo, él ha estado encantado de ser el rey en la prueba y poder jugar con Miguel a su antojo. Su buen rollo y sus múltiples anécdotas le hacen llevarse bien con todos sus compañeros.