Dignidad, un recorrido de traiciones políticas en los Teatros del Canal

Vidal y Daniel Muriel interpretan a los dos protagonistas, cuya amistad de años se ve amenazada ante las aspiraciones políticas de ambos. La obra intenta representar las dos facetas de la relación: por un lado, la realidad que el ciudadano ve en su casa, en la televisión, a través de los filtros a los que se somete la información; por el otro, la intimidad de un despacho convertido en una especie de ring, donde estos dos hombres, que han caminado juntos, están a punto de destapar que el poder transforma.

"Cuando uno hace política, es más fácil ver la cara real de las personas, ya que pone tus intenciones al descubierto", ha dicho Vidal, quien ha revelado que pese a que la obra carece de una ideología o de un señalamiento a un partido determinado, contiene muchas citas "que están sacadas de la realidad" o que leyó en un periódico durante los ensayos.

"Este no es un texto sobre política. O mejor dicho, no es un texto que hable exclusivamente de política. Sí quise, o esa era mi intención como autor, escribir un texto sobre la amistad, sobre cómo le afectan a ésta las ambiciones a nivel individual; el desencuentro entre dos amigos al cuestionarse, cada uno de ellos, qué debe prevalecer en un momento crítico, la fidelidad al compañero, o su dignidad individual", ha añadido Vidal.

Por su parte, Afonso ha asegurado que el montaje proyecta gran parte de la realidad en la política actual. "Alguien dijo una vez que para hacer logros, hay que estar en la oficina y en la alcantarilla; es difícil ser correcto cuando el poder te exige lo contrario. Y esta función está llena de apuñaladas", ha dicho.

El director de la obra ha hecho énfasis en el escenario minimalista que dará pie a las conversaciones en privado de los dos amigos políticos. "El mensaje final es que no hay esperanza", ha agregado.

Mientras que Muriel, que personifica al candidato presidencial de un partido político que recurre a su mano derecha (Vidal) para que lo ayude en la marcha, ha manifestado que la función "es muy potente".

El director artístico de los Teatros del Canal, el dramaturgo Albert Boadella, ha señalado que es muy difícil encontrar una obra como esta que trate sobre la "rabiosa actualidad". "Al teatro europeo le ha faltado reflexión a la realidad. Es un teatro escapista", ha asegurado.

Parte de ello, ha explicado Boadella, es a causa de la convivencia que existe entre el teatro y el Estado, que se ha convertido "en un mecenas del teatro, y por eso hay un cierto complejo de avasallaje".

El dramaturgo también ha advertido de que al ser la corrupción "inherente al individuo" es importante que "existan obras y reflexiones sobre este tema".