Sam Byers: "Quienes están en la treintena manejan una cantidad desconcertante de cambios"

En este texto, Byers (Norwich, Inglaterra, 1979) aborda el encuentro entre Katherine, Daniel y Nathan, tres amigos de 30 años que deciden verse para curar viejas heridas y reafirmar su amistad. Según ha indicado el escritor durante una entrevista concedida a Europa Press, esta historia surgió de un "largo periodo de reflexión" sobre su vida y sobre "el tipo de ficción que quería crear".

"Era bastante consciente de que yo mismo y la gente que conocía íbamos envejeciendo, pero no nos íbamos haciendo necesariamente más sabios, y yo quería escribir sobre eso", ha explicado el escritor.

Sin embargo, preguntado por los principales decepciones, desilusiones y frustraciones de su generación, Byers prefiere no generalizar, sino sacar conclusiones solo "sobre un grupo demográfico y social muy concreto".

No obstante, cree que sí es posible señalar algunos cambios importantes en actitudes y experiencias que parecen muy características del momento actual: "Las ideas sobre las relaciones están cambiando, el trabajo está cambiando; nuestro sentimiento sobre qué constituye una vida adulta está mutando rápidamente".

"Existe el sentimiento de que mi generación concreta --la gente que actualmente está en la treintena-- es una especie de generación de transición y, por ello, estamos intentando manejar una cantidad desconcertante de cambios. El cambio conlleva un grado de desencanto, supongo, pero probablemente esto es sólo un período de ajustes", reflexiona el autor.

MÁS ALLÁ DE LA BARRERA PSICOLÓGICA

Byers considera que la barrera de la treintena no es solo psicológica, sino que es también física, porque es a esa edad cuando uno empieza a tener "una relación ligeramente diferente con su cuerpo", y es también cultural porque uno comienza a tener una relación "ligeramente diferente" con el mundo que le rodea.

Asimismo, también piensa que, en cierto sentido, su generación "ha podido retrasar la madurez, mucho más que las generaciones anteriores". "Mis padres, por ejemplo, ya habían tenido hijos a los veintipocos. Así que supongo que la gente de mi edad se han fijado los 30 como punto a partir del cual empiezas a dejar atrás la juventud", indica.

En 'Idiopatía', el autor se centra en un tipo de obsesión con los problemas y fallos como personas de sus protagonistas y como herramienta se sirve de la "sátira", un arma "tremendamente útil tanto a nivel personal como para la cultura en general".

Según señala, la sátira es "un modo de cuestionar el privilegio, la hipocresía, el esnobismo y la intolerancia". "Es el medio por el que el poder y la gente que lo detenta son atacados e interrogados, lo cual, pienso, es una de las funciones claves del arte en general".

Preguntado acerca del escritor David Foster Wallace, en quien Byers basó su tesis doctoral, el autor de 'Idiopatía' destaca que este escritor "descubrió modos de escribir sobre la vida interior de las personas y a conectar esas vidas con la sociedad que las rodea".

A nivel de escritura, afirma que "cambió los límites sobre qué información se podía incluir dentro de una ficción" y, en un nivel más personal, confiesa que la literatura de Wallace fue "muy liberadora" para él, puesto que sentía que él escribía sobre "el tipo de experiencias" de las que Byers también quería escribir. "Y lo hacía de un modo auténticamente revolucionario", concluye el escritor.