Salvar el libro a través de su portada

La muestra, titulada "Portada bajo portada" e inaugurada esta semana en la capital de Tailandia, incluye una veintena de tapas de autores nacionales y extranjeros creadas por Comas, su socio Rafael Andrés y otros diseñadores de su estudio OpalWorks.

"No dejemos que muera el libro", declaró durante la presentación de la exposición el embajador español en Bangkok, Ignacio Sagaz, quien comparó la sensación de oler y tocar las páginas de un libro con degustar un buen vino.

Por su parte, para Comas la clave es la relación emocional con el lector, a su juicio un valor incalculable que impedirá que desaparezca en el futuro el formato en papel, y aseguró que no suele leer el texto antes de diseñar las tapas.

"Las portadas cuentan una historia en sí misma, y en muchas ocasiones distinta a la del libro. Para nosotros, sí es bueno que se juzgue un libro por su portada", indicó sonriente durante una entrevista con Efe este diseñador barcelonés de 40 años.

Comas llegó a Bangkok hace un lustro para "hacer algo distinto" y buscar nuevos horizontes creativos y perspectivas en la cultura asiática, "pues España -dijo- me limitaba".

No le preocupa, aseguró, intentar hacer negocio en un país poco aficionado a la lectura y donde el cómic es el género más popular.

"Las editoriales tailandesas están mucho más avanzadas de lo que me esperaba, la clase media está creciendo y cada vez compran más libros", señaló.

El diseñador relató orgulloso la intrahistoria y motivación de algunas de las portadas.

Unas son muy explícitas, como el montón de cocaína de "Dinero fácil", de Jens Lapidus, y otras sugerentes, como la cerilla cortada que simboliza la fugacidad del tiempo en "Seré breve", escrito por Juan Forn.

En la exposición, también destacan el cartel de película de serie B de "Mujer creciente, hombre menguante" (Javier Urra), la chica dentro de un emparedado de "Mujeres generación sandwich" (Milagros Álvarez Gortari) o la corbata que asoma del WC en la tapa de "Cómo librarse de Matthew" (Jane Fallon).

"Un libro es algo que atrae a todos, pues el libro es un objeto personal, cotidiano, pero una exposición sobre portadas no es algo tan habitual", afirmó Comas.

Su objetivo es llamar la atención del público con imágenes tan llamativas como la del hombre renacentista con máscara antigás de "El médico del tiempo", de Ann Benson, o el collage de logotipos a modo de mensaje de secuestro de "¿Quién decide lo que comemos?", de Felicity Lawrence.

"Busco conectar con la gente. En cuanto alguien va a una tienda y coge un libro porque le ha interesado la portada que he diseñado, ya he cumplido con mi trabajo", explicó el artista.

Comas compagina su trabajo en el estudio con la fotografía, y en 2008 expuso con éxito su visión particular de los pasajeros del metro de Tokio y las bailarinas Juitamai de Japón, un remanso de calma tras sus anteriores experiencias en las agrestes selvas de Birmania e Indonesia.

La exposición se ha organizado en el Thailand Creative & Design Center, situado en la planta superior del centro comercial de lujo Emporium, donde el mejor momento para ir es a media tarde, cuando el sol entra a través de las portadas de libros superpuestas en las vidrieras.

El ultramoderno espacio, compuesto por una extensa biblioteca en inglés y tailandés y cómodas mesas de trabajo equipadas con todos los avances tecnológicos, es frecuentado por jóvenes de la elite adinerada de Bangkok, la mayoría estudiantes de escuelas de arquitectura o diseño gráfico.

Precisamente estos aspirantes a diseñadores son los que la Embajada de España en Tailandia anima a que tomen parte en un concurso para crear una nueva portada de El Quijote para la próxima edición en tailandés de la obra de Miguel de Cervantes.

Carlos Santamaría