Los precios registran una caída récord y confirman la deflación en Japón

La deflación de mayo, que se debe en gran parte a la caída del coste del petróleo y a un cada vez menor consumo interno en Japón, coincide sin embargo con las primeras señales de luz al final del túnel de la peor recesión en Japón desde la II Guerra Mundial.

El Ministerio de Interior y Comunicación publicó hoy un informe en el que se revelaba que el IPC nacional, que excluye los alimentos perecederos por su excesiva volatilidad en los precios, cayó en mayo un 1,1 por ciento interanual, la mayor reducción desde que se comenzó a recopilar el dato en 1971.

Los analistas ya habían previsto una caída similar, después de dos meses consecutivos de un 0,1 por ciento interanual de retroceso de los precios, precedidos de otros dos meses en los que los precios se mantuvieron invariables, algo que no ocurría desde mediados de 2007.

Para el futuro, tanto analistas como el Gobierno coinciden en que el IPC seguirá bajando y señalan a que habrá que vigilar de cerca los precios para que no se genere un círculo vicioso en el que los fabricantes abaratan sus productos y los consumidores prefieren esperar a comprar los productos al menor coste posible.

El Gobierno dijo que el principal responsable de la bajada del IPC en mayo fue el abaratamiento de la energía, un año después de que los elevados precios de este sector, y en concreto del petróleo, supusieran un quebradero de cabeza para los mercados internacionales.

Los precios de la gasolina retrocedieron un 26,4 por ciento en mayo, al tiempo que cedió el coste de la electricidad y en el caso del gas, los repuntes se suavizaron.

Sin embargo este no fue el único motivo, ya que el IPC subyacente, que excluye los precios de los alimentos y de la energía, cayó también un 0,5 por ciento con respecto a mayo del año pasado, marcando así su quinto mes consecutivo de retroceso.

La debilidad cada vez más acuciante del consumo privado en Japón, podría dar lugar a que se prolongue el temido ciclo deflacionario, en un país que ya ha sido testigo del estancamiento que produce una evolución negativa de los precios.

"Debemos vigilar cuidadosamente los movimientos de los precios y gestionar políticas que prevengan que la economía japonesa se colapse o que la caída de los precios persista", dijo hoy el ministro japonés de Finanzas, Kaoru Yosano.

Paralelamente, las importaciones se redujeron en mayo en Japón un 42,4 por ciento, hasta los 3,7 billones de yenes (27.481 millones de euros), en tasa interanual, lo que revela que la demanda interna de bienes importados por parte de los consumidores japoneses sigue mostrando signos de debilidad.

El agravamiento de los efectos negativos sobre Japón de la crisis económica global se hizo patente a finales del año pasado. No obstante el mes pasado aparecieron las primeras señales del inicio de la recuperación en la segunda economía del mundo.

El Banco de Japón (BOJ) mejoró en mayo su evaluación de la economía nacional por primera vez en casi tres años al detectar señales positivas, después de que en el primer trimestre del año el Producto Interior Bruto (PIB) se hundiera al ritmo más rápido de posguerra.

El gobernador del BOJ, Masaaki Shirakawa, repitió este mes que el fin de "la caída libre" había llegado y que el PIB mejorará en el período abril y junio, y apuntó además a las recientes mejoras de los datos producción industrial y exportaciones.

El banco central previó además que la bajada de los precios se moderará gracias a las medidas monetarias y fiscales a finales del actual ejercicio.

No obstante las previsiones oficiales apuntan a que el IPC caerá un 1,5 por ciento durante el actual ejercicio fiscal, que finaliza en marzo de 2010, y que cederá otro 1 por ciento el año que viene.