En Estados Unidos un condenado a muerte ha sufrido una de las ejecuciones más tortuosas de los últimos años. Fue ejecutado el martes en una prisión de Oklahoma pero nada fue conforme a lo previsto. La ejecución, por inyección, letal debía haber durado 10 minutos pero la utilización de un nuevo fármaco prolongo la ejecución en más de 45 minutos y al final el reo murió de un infarto.