Grupos de ultraderecha atacan un campo de refugiados en la isla griega de Quíos

El aparcamiento de una taberna de la isla griega de Quíos. Ese es el improvisado lugar en el que se acoge, de madrugada, al centenar de refugiados, con familias al completo, que deciden dormir al raso antes que en el campo de acogida Souda, atacado durante las dos noches anteriores por grupos vinculados al partido neonazi Amanecer Dorado. Tienen miedo de que vuelvan y denuncian una situación aún más insostenible que la que estaban viviendo hasta ahora, retenidos sin poder salir de la isla, por la pasividad de los agentes. Así lo cuentan cooperantes en la zona y refugiados sirios como Mohammed Al Jazeer, que asegura que dos de los cócteles molotov que les lanzaron acabaron incendiando su tienda de campaña con todas sus pertenencias. Detallan que desde el barranco contiguo al foso, donde están las carpas de refugiados, les arrojaron, además, rocas de gran tamaño que han destrozado las lonas y han dejado un balance de al menos dos heridos. Agresiones que también se han registrado, aunque eso sí, en cargas policiales, contra algunos de los voluntarios que les atendían. Entre ellos hay dos españoles, arrestados durante doce horas y que denuncian golpes y trato vejatorio, sin lectura de derechos ni los cargos que se les imputaban, y que confirman que ya han abandonado Quíos por temor a las represalías. Esta isla griega, junto a la de Lesbos, era una de las escalas principales de refugiados hacia Europa hasta la firma del acuerdo de expulsión inmediata a Turquía firmado con Bruselas el pasado marzo. En lo que llevamos de año, en las diferentes rutas migratorias del mar Mediterráneo, han muerto más de 4.400 personas. Mientras, continúa encallado y en pleno debate el acuerdo de reubicación de refugiados en los países de la Unión Europea acordado hace 14 meses. De los 160.000 demandantes de asilo, sólo se ha trasladado hasta el momento a un 5%. En España, de los 17.000 pactados por el gobierno de Rajoy, sólo han llegado 687.