Un año después del acuerdo con las FARC, Colombia sigue buscando la paz

Al otro lado de este río está El Gallo, en el departamento de Córdoba, un espacio de capacitación y reincorporación para excombatientes de las FARC. Un lugar recóndito en el que viven aislados y en condiciones tan precarias que en el último mes muchos se han marchado. Otros como Alexis han decidido resistir, aunque se quejan de que el Gobierno está incumpliendo los plazos de reinserción.

Sandra, otra excombatiente, mira con optimismo hacia su nueva vida, a pesar de las dificultades.

Víctimas como Omar los han perdonado. Mientras sigue rezando por su amigo, una de las víctimas mortales de medio siglo de conflicto, ha superado el rencor en favor de la paz. Una paz que se enfrenta a otro desafío: la inseguridad, que ha aumentado en algunos departamentos desde la firma del desarme. Zonas antes controladas por las FARC, ahora sin presencia del Estado y sumidas en una grave crisis humanitaria. Acción contra el Hambre advierte de la existencia de nuevos grupos armados que tratan de ocupar esos espacios. Un escenario de riesgo -dicen las organizaciones humanitarias- invisible a nivel internacional. Aunque el Gobierno fijó un plazo de entre diez y quince años para dejar atrás el conflicto, apuntan a que Colombia ya no están entre las prioridades de los donantes.