La exmujer de Lanatta reconoce que tiene miedo por su familia y le pide que se entregue

"Es difícil decirlo porque es el papá de mis hijos pero tengo miedo, porque hace año y medio estoy en pareja nuevamente, tengo niños, (...) y tengo miedo por la exposición de ellos", ha asegurado la exmujer de Lanatta, uno de los tres condenados por un triple asesinato que se fugó el pasado domingo de una prisión argentina.

"Que piense en los nenes, en su hijo, que es lo único real que tiene en su vida, todo lo demás no vale", ha afirmado Montiel, antes de añadir que lo que quiere es que Lanatta "se ponga derecho" porque su hijo mayor "está sufriendo mucho".

Montiel se ha mostrado optimista y espera que esta situación acabe "de la mejor manera" y que no sólo Cristian sino "los tres aparezcan bien". "Que se entreguen, lo único que les digo, que se entreguen. Que sus hijos puedan verlos, no importa que sea en una cárcel", ha explicado, antes de aseverar que su propio hijo le dice que prefiere ver a su padre en una cárcel "a no verlo más".

"Como madre me asusta que puedan lastimar a mis hijos. No hablo del papá, obviamente es el papá, no les va a hacer daño. Acá hay tantas cosas políticas, mafiosas, yo no quiero que estén en medio y que se digan cosas que no son", ha afirmado Montiel.

LANATTA VISITÓ A SU EXSUEGRA

Montiel ha asegurado que su madre está en estado de 'shock' después de que Lanatta la visitara este viernes y se llevara de su vivienda una furgoneta Kangoo que la mujer se había comprado tan sólo 15 días antes. Se trata de la segunda visita que hace el prófugo a su exsuegra, después de la primera, cinco días antes, para pedirle dinero.

Al contrario que su madre, la exesposa de Lanatta ha reconocido que lleva mucho tiempo sin contactar con Lanatta. "No le veo desde septiembre, cuando me casé", ha afirmado, aunque sí ha indicado que habla por teléfono con mucha frecuencia con él. "Tres veces por semana llama para hablar con su hijo", ha asegurado.

El pasado 27 de diciembre, los hermanos Cristian y Martín Lanatta, así como Víctor Schillaci se fugaron de la cárcel de la localidad argentina General Alvear, desencadenando una operación a gran escala para intentar su captura.

Los tres, condenados a cadena perpetua por un triple asesinato cometido en 2008, lograron escapar de la prisión llevándose como rehén a un guardia de la prisión, quien ya ha sido liberado.

La fuga tuvo lugar cuando los reos estaban en el sector sanitario de la prisión, situada a unos 220 kilómetros de la capital, Buenos Aires.