Chile vive el proceso electoral más incierto desde el fin de la dictadura

"El modelo basado en acuerdos entre las direcciones de los partidos funcionó muy bien para la transición; pero el sistema se está agotando y requiere un proceso de consolidación democrática más transparente y participativo", explicó a Efe el analista político Patricio Navia, profesor del Centro de Estudios Latinoamericanos.

La Concertación por la Democracia, formada hace veinte años por los partidos del centro y la izquierda moderada para luchar contra la dictadura, podría perder el poder que viene ejerciendo desde que en 1989 el democristiano Patricio Aylwin se impuso con el 55,2% de los votos a Hernán Büchi, el "delfín" de Pinochet.

Los sondeos muestran que el candidato de la Concertación, el senador y ex presidente Eduardo Frei, se mantiene por debajo del aspirante de la Alianza por Chile, el empresario Sebastián Piñera, poseedor de una fortuna valorada en 1.300 millones de dólares.

En la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) difundida hace una semana, Piñera lidera las preferencias con un 39%, seguido de Frei con un 30%, mientras que el diputado Marco Enríquez-Ominami, el "candidato revelación" que hace unos días renunció al Partido Socialista, alcanza un 13%.

Otro reciente sondeo de la empresa Ipsos asigna a Piñera un 34,1%, a Frei un 24% y a Enríquez-Ominami un 22,8%.

Si el 13 de diciembre, cuando se celebrarán las elecciones presidenciales chilenas, ningún candidato alcanza la mayoría absoluta (como ocurrió en 1999 y en 2005), los dos más votados tendrán que verse las caras nuevamente el 10 de enero de 2010.

"Será una elección muy competitiva, la incertidumbre se mantendrá hasta la segunda vuelta", comentó a Efe José Jara, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

Aunque Frei ha ido acortando las distancias con Piñera, el ex presidente no debe echar las campanas al vuelo, "porque todavía está un 10% por debajo de la votación mínima de la Concertación", advirtió Jara.

A pesar de la crisis, los chilenos valoran extraordinariamente la gestión de la presidenta Michelle Bachelet, que cuenta con la aprobación de siete de cada diez ciudadanos.

Pero la popularidad de la presidenta no se traspasa a la coalición gubernamental, que al desgaste por el ejercicio continuado del poder suma en los últimos meses varios tropiezos que han mermado su vigor político.

Para el sociólogo Alfredo Joignant, doctor en Ciencia Política de la Universidad de París, el bloque oficialista "se encuentra profundamente amenazado por la derecha, pero también por algunos de sus propios senadores" que ven con satisfacción o indolencia una eventual derrota.

"De no mediar grandes redefiniciones, existen pocas posibilidades de que la Concertación triunfe en la próxima contienda electoral", aseguró Joignant.

El triunfo de la derecha en las elecciones de alcaldes el año pasado supuso la primera derrota en la historia de la Concertación y desató las pugnas internas para escoger al candidato presidencial.

Aunque en la votación de concejales, la Concertación superó en casi diez puntos a la Alianza por Chile -integrada por los partidos derechistas Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente- la oposición obtuvo las principales alcaldías.

Fueron los primeros comicios en los que la Concertación se presentó con dos listas separadas de candidatos a concejales, la del Partido por la Democracia (socialdemócrata) y el Partido Radical por un lado, y la del Partido Socialista y la Democracia Cristiana por otro.

La presidenta Bachelet reconoció en esa ocasión que los chilenos habían enviado un aviso a la Concertación, a la que pidió "más unidad, más unidad y más unidad".

"Creo que llegó la hora de que la Concertación se ordene una vez más", declaró la mandataria.

Las grietas en el oficialismo explican que tres de los seis candidatos presidenciales se hayan escindido del Partido Socialista (Alejandro Navarro, Jorge Arrate y Marco Enríquez Ominami), y un cuarto fuera expulsado de la Democracia Cristiana (Adolfo Zaldívar).

"Esto -según Patricio Navia- refleja que la Concertación ha sido incapaz de incorporar a diversos sectores y producir cierta renovación, lo que explica la salida de algunos y el descontento de otros".

Pero a juicio de la socióloga Marta Lagos, fundadora de Latinobarómetro, "no es la Concertación la que está en jaque, sino el sistema de partidos y su capacidad para representar al electorado".

"Es la estructura de la democracia chilena la que impide la alternancia", porque "Pinochet instaló un sistema electoral binominal, pero no contaba con que el bloque que se perpetuaría en el poder sería el de sus opositores".

En enero de 2000, Joaquín Lavín se quedó a solo 30.000 votos de Ricardo Lagos. Seis años después, a Sebastian Piñera le faltaron 250.000 votos para ganarle a Michelle Bachelet.

A partir de septiembre, cuando se inscriban las candidaturas y comience la campaña, se sabrá si la Concertación sobrevive o no a esta crisis.