Las elecciones al Senado, prueba de fuego para el joven Gobierno de Kan

Los japoneses están convocados mañana de nuevo a las urnas para elegir 121 de los 242 escaños del Senado, dominado hasta ahora por la coalición gubernamental, apenas un mes después de que Kan sustituyese al frente del Ejecutivo a Yukio Hatoyama.

La situación es bien distinta a la vivida hace menos de un año en Japón, cuando el Partido Democrático (PD) logró el 30 de agosto de 2009 una aplastante victoria en los comicios generales y protagonizó un vuelco político sin precedentes para un país gobernado durante más de medio siglo por el conservador PLD.

Según las encuestas, el joven Gobierno japonés perdería su actual control del Senado, lo que entorpecería el trámite legislativo en la Dieta (Parlamento) pese a que el PD cuenta con mayoría absoluta en la Cámara Baja, vital en la aprobación del presupuesto o la elección del primer ministro.

Los últimos sondeos apuntan a que el PD y sus aliados del Nuevo Partido del Pueblo (NPP), el pequeño grupo con el que ahora controla 56 de los 121 escaños en liza, lograrían alrededor de 50 senadores.

El partido de Kan necesita esos 56 escaños para asegurarse la mayoría, aunque el objetivo que se ha marcado es lograr al menos 54, que supuestamente le permitirían retener el control del Senado junto a algunas pequeñas formaciones.

El mandato de un senador japonés es de seis años y cada tres años se renueva la mitad de la Cámara Alta (242), donde el PD tiene ahora 116 escaños pero suma 122 asientos gracias a sus aliados del NPP.

El opositor PLD cuenta con 71 escaños, mientras el Nuevo Komeito, de extracción budista, ocupa 21 y el Partido Comunista de Japón tiene seis.

En el cierre de campaña de hoy, Kan pidió el voto "para permitir incidir en la economía, las finanzas y la seguridad social", mientras el líder del ahora opositor Partido Liberal Demócrata (PLD), Sadakazu Tanigaki, abogó por "realizar políticas decentes".

Los analistas apuntan a que un resultado por debajo de las expectativas dejaría a Naoto Kan en una posición vulnerable incluso dentro de su propio partido, que en septiembre debe elegir un nuevo secretario general.

Kan asumió el poder el 8 de junio tras la abrupta dimisión de Yukio Hatoyama, que dejó el puesto acosado por la caída en picado de su popularidad tras romper su promesa electoral de retirar una base militar de EEUU fuera de Okinawa (sur de Japón).

La llegada de Kan en junio revitalizó el apoyo popular del Gobierno en las encuestas hasta el 60 por ciento, aunque su intención de llevar a cabo una reforma fiscal y subir el impuesto sobre el consumo, del 5 al 10 por ciento, le ha costado una caída en los sondeos.

En su campaña, Kan ha hecho hincapié en los temas económicos, especialmente en la necesidad de consolidar el crecimiento, acabar con la deuda pública, la mayor del mundo, y fortalecer las políticas sociales a través de una estrategia a largo plazo.

No obstante, los analistas apuntan que su propuesta de subir los impuestos, de la que ha tratado de distanciarse en los últimos días, podría costarle al PD unos votos muy necesarios para reforzar su credibilidad y alejar los fantasmas de nuevos giros inesperados en el poder.

La última palabra la tendrán mañana los alrededor de 104 millones de electores convocados a las urnas en Japón para elegir entre 437 candidatos de doce partidos.

Los votantes deben depositar una papeleta para la elección por representación proporcional y otra con el nombre del candidato de su circunscripción.