Una joven evita la cárcel por matar a su recién nacido al actuar bajo el trastorno de negación del embarazo

Así lo establece una sentencia del juzgado de lo Penal número 2 de Valencia, de fecha 12 de septiembre, en la que se recoge el acuerdo de conformidad alcanzado por las partes antes de la celebración de la vista. Ministerio fiscal y defensa, con la aprobación de la acusada, calificaron los hechos de homicidio imprudente con la eximente incompleta de trastorno mental, por lo que pidieron diez meses de prisión para la joven, una pena cuya ejecución ha quedado suspendida.

Según se considera probado, la joven, sobre las 14.00 horas del 22 de noviembre de 2012, se encontraba en su domicilio de Valencia junto con su pareja y, como sentía "fuertes dolores abdominales", acudió al baño donde dio a luz a una niña sin que, hasta ese momento, supiera que estaba embarazada. Durante las maniobras del parto, y en el "desconocimiento de su situación", utilizó una lima de uñas con la que causó a la bebé unas heridas superficiales y otra incisa que le penetró en la cavidad pleural, lo que le produjo una contusión en uno de los pulmones.

HEMORRAGIA EXTERNA

La joven cortó el cordón umbilical al bebé, que colocó sobre una toalla, aunque no lo anudó, por lo que sufrió una hemorragia externa que le causó una anemia generalizada que motivó, con la lesión del pulmón y una hipotermia, la muerte de la recién nacida.

En ese momento, la chica sufría un trastorno conocido como "de negación del embarazo", que se unió al dolor agudo, continuo y persistente del parto, el miedo y la angustia por lo que pasaba y una capacidad intelectual limitada. Todo ello le provocó una disminución de su capacidad intelectiva y volitiva, lo que le impedía conocer plenamente el alcance de sus actos.

No obstante la condena, se ha acordado la suspensión de la ejecución durante un periodo de dos años, condicionada a que no vuelva a delinquir en ese periodo, dado que cumple los requisitos establecidos en la ley para concederle ese beneficio.

LAS PRUEBAS DE LA DEFENSA

El letrado defensor de la joven ha explicado que llegó al convencimiento del trastorno que padecía la chica --de 26 años en el momento de dar a luz-- dado el "rastro de pruebas" que fue dejando tras su actuación, algo que no era "normal" de haber querido una ocultación de un crimen y que evidencian que "de verdad" no sabía que estaba embarazada.

El abogado contactó con una asociación francesa que estudia casos de negación del embarazo y se puso en contacto también con médicos y ginecólogos para tratar de apoyar sus tesis. Así, ha descrito que la joven tenía reglas muy irregulares y que durante la gestación sufrió dos sangrados que atribuyó a la menstruación.

De hecho, el día del parto, desde que comenzaron los dolores abdominales y hasta las 14.00 horas, asegura que realizaron 23 llamadas a los servicios de emergencias y sanitarios --el primero, a las 10.00, al 112--, y posteriormente al centro de salud correspondiente, aunque no todas fueron contestadas. Del mismo modo, su pareja fue por tres veces al ambulatorio, distante a 300 metros de la vivienda.

El abogado subraya que pudo cotejar, comprobando por GPS las posiciones de los móviles de la pareja, que no se movieron de la vivienda y pone de manifiesto también que de las declaraciones en instrucción de la médico y de la administrativa del ambulatorio se desprende que se pidió un parte para solicitar ambulancia a media mañana aunque "unos por otros" la petición no se tramitó.

"HABRÍAMOS IDO DE BAUTIZO"

De hecho, recalca que cuando llegó el vehículo medicalizado el bebé estaba aún vivo, con lo que de haber estado en la casa cinco minutos antes, "habríamos ido a un bautizado y ella seguiría como cualquier madre". En este sentido, apunta a que la mujer no entendía lo que le estaba pasando y quería quitarse lo que pensaba que era un "tumor" ya que cuando el dolor no tiene explicación, hay personas que pueden pensar que es "el anticipo de la muerte", dice el abogado.

El letrado contrató a dos psicólogas para valorar a la joven, una de ellas "escéptica" de estas situaciones, y que realizaron un informe psicológico exhaustivo durante más de ocho meses para confirmar su trastorno. Las especialistas hablaron con el entorno de la joven, que corroboró ese desconocimiento, y examinaron fotos donde no se aprecia la gestación.

La mujer pasó de ser una "chica tranquila y feliz" a estar dos semanas en la cárcel, con un trato "bochornoso" por parte de la Policía que la vio como una "asesina". Finalmente, la acusada aceptó la conformidad porque no se arriesgó a pasar por un juicio planteado como "una mujer que mató a su bebé no como alguien que había tenido un trastorno".