El negocio de la pobreza

De vuelta la seguimos hasta su casa. Allí les preguntamos si tienen algún discapacitado a su cargo pero lo niegan. Sin embargo, los vecinos aseguran lo contrario. Ven como se lo llevan por la mañana y vuelve por la noche, muy tarde.

Este hombre, rumano y de unos 60 años de edad es bien conocido por el Samur Social. Desde el año 2003 reciben llamadas de ciudadanos preocupados por su situación. Lo visitan periódicamente ofreciéndole todo tipo de ayuda social. Sin embargo, no acepta este ofrecimiento. Esto, imposibilita a las autoridades y a asuntos sociales considerarlo delito. Para que lo sea se ha de demostrar que obligan a esta persona a ejercer la mendicidad.

Hoy son las doce de la noche. Los comercios han cerrado y llueve. Apenas queda nadie en la calle. Sólo un silencio roto por el tintineo de unas monedas al chocar unas con otras en un vaso. Una mano fría y temblorosa las mueve. Ya lleva 14 horas pidiendo y aún no han venido a recogerlo. CONTACTA CON NOSOTROS

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