Un remiendo para la crisis

"La crisis se nota mucho porque la gente compra zapatos de usar y tirar y nunca los traen a reparar". Así de cabizbajo asegura Gonzalo que está el negocio. "Hay zapatos malos, los compran en los chinos, valen 10 euros o menos y logicamente pasan de arreglarlos. Incluso le meten plantillas de cartón para andar con ellos".

Gonzalo tiene que ingeniárselas vendiendo el calzado reparado que la gente no recoge. "Antes juntábamos bolsas de basura repletas de zapatos que dábamos a Caritas. Un día decidimos venderlos, vimos que funcionaba bien y seguimos con ello". Los venden al precio del arreglo, muy baratos, pero por lo menos para recuperar el dinero invertido. AC