La Audiencia Provincial de Zaragoza condena a dos años a un repartidor por abusar de una joven minusválida

Además, le ha impuesto la pena accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena. Tampoco podrá aproximarse a la víctima a menos de 200 metros ni comunicarse con ella durante cinco años. Deberá indemnizarle con 4.000 euros y pagar las costas del juicio. El condenado puede recurrir la sentencia ante la Sala II del Tribunal Supremo (TS).

El tribunal recoge en su sentencia que sobre las 11.00 horas del día 18 de noviembre de 2014, Óscar Eduardo H.C., quien trabajaba desde hacía dos meses como repartidor de mercancías, se presentó en el domicilio donde reside la víctima para entregar un paquete a nombre de la madre.

La joven, que estaba sola y sus padres de viaje, le abrió la puerta y el repartidor entabló conversación con la víctima y, "flirteando con ella suavemente", entró en la casa y se trasladó con ella al salón, cerrando la puerta de la vivienda.

Antes besó en el cuello a la muchacha y comenzó a tocarle los pechos, diciéndole que quería estar con ella y seguidamente fueron al salón. El acusado quiso abusar de la joven, que le decía que parara y que se fuera.

Ese mismo día la víctima llamó a su madre por teléfono llorando muy nerviosa y ésta, como no estaba en Zaragoza, llamó a su cuñada para que acudiera al domicilio, contándole la joven lo sucedido a su tía, ante lo cual acudieron a presentar denuncia ante la Policía.

La víctima presentaba una pequeña erosión en la zona rectal y una marca en el cuello muy reciente, indica la sentencia. En el pliegue interno del glúteo de la denunciante se comprobó la existencia de AND del acusado.

La víctima tiene reconocida una minusvalía del 34 por ciento por trastorno de la coordinación por parálisis cerebral. Presenta cierta limitación cognitiva, que supone que tiene disminuidas, no anuladas, sus facultades para reaccionar en situaciones complejas.

Se trata de una joven con buenas capacidades verbales, muy habladora, con buen nivel de vocabulario y adecuada conducta social. Estas buenas capacidades verbales pueden ocultar a un observador no experto, algunas deficiencias cognitivas. No se han apreciado indicadores de estrés postraumático en la víctima como consecuencia de los hechos enjuiciados.