El Papa se emociona al abrazar a un anciano sacerdote que fue torturado durante 30 años en Albania

El pontífice ha encabezado el rezo de las vísperas en la catedral de San Pablo, en Tirana después de escuchar y conmoverse con el testimonio de dos supervivientes de la persecución liderada por Enver Hoxha: la religiosa Estigmatina, Maria Caleta y el sacerdote diocesano, Padre Ernesto.

Tras la oración, Francisco ha dejado a un lado el texto oficial y ha improvisado el discurso en el que ha reconocido que para él fue una "sorpresa" que la población de Albania hubiera sufrido tanto.

"Se ve que este pueblo conserva la memoria de estos mártires que han sufrido tanto", ha expresado el Pontífice. Así ha recordado que Albania es un "pueblo de mártires", y ha dicho que había "tocado a dos" en relación a la religiosa y el sacerdote que habían hablado previamente.

"Lo que puedo decirles es lo que ellos dijeron con su vida, con sus palabras simples. Contaban las cosas con una simplicidad y con tanto dolor. Y nosotros podemos preguntarles, ¿cómo hicieron para sobrevivir a tanta tribulación? Y nos dirán esto que hemos escuchado en esta frase en la segunda frase del libro. Ha sido Dios a consolarnos", ha comentado.

En este sentido, ha agregado que ellos "han sufrido demasiado, físicamente, psíquicamente la angustia de la incertidumbre" pero ha expresado que "el Señor les consoló porque en el pueblo de Dios, tantas monjas, personas y ancianas rezaban por ellos". Así ha explicado que precisamente este es el misterio de la Iglesia, "cuando la Iglesia le pide al Señor que consuele a su pueblo".

El Papa ha reconocido que la religiosa y el sacerdote "no se vanaglorian de lo que han sufrido porque saben que el Señor estaba delante de ellos". "Pobres de nosotros si buscamos otro consuelo, pobres de los sacerdotes, religiosos, religiosas, consagrados si tienen vicios y buscan consolaciones lejos del Señor. Hoy no quiero apalearlos, pero sepan que si buscan consuelo en otra parte no serán felices", ha advertido.

Al final del discurso improvisado, el Papa ha pedido disculpas a la religiosa Estigmatina, Maria Caleta y el sacerdote diocesano, Padre Ernesto, por utilizarles como ejemplo y ha expresado de nuevo que había tocado a dos mártires de la fe.