Seis detenidos al ser desarticulada una red delictiva que prostituía mujeres en Galicia

La Jefatura Superior de Policía de Galicia ha informado de que, en la operación, han sido liberadas al menos diez "esclavas sexuales", que "trabajaban" en los locales "Etiqueta negra" y "Gatitas".

La intervención policial ha sido desarrollada por funcionarios de la Unidad contra Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF).

Uno de ellos salvó la vida a una de las jóvenes que intentó tirarse por una ventana situada a ocho metros de altura "arriesgando su propia vida y agarrándola en pleno vuelo por los brazos".

El agente, que sufre rotura de fibras musculares en el costado izquierdo, ha declarado: "vinimos a sacarlas de aquí, no puedes pararte a pensar en las consecuencias, podíamos haber caído los dos, pero no fue así y lo volvería a hacer", recoge la narración policial.

Los detenidos son considerados autores de Prostitución Coactiva y Explotación Sexual bajo el ejercicio de la Prostitución, Lucro Prostitución Ajena, Falsificación de Documentos, Delitos contra los derechos de los trabajadores, Favorecimiento de la Inmigración Ilegal y Tráfico y Trata de Seres Humanos con fines de explotación laboral o sexual, así como los delitos conexos con estas actividades ilícitas.

La Policía, que señala que las mujeres no podían ducharse entre cliente y cliente y sólo disponían de un juego de sábanas por día, explica también que la banda había creado una empresa con la que blanquear el dinero obtenido con la explotación sexual de sus víctimas.

Los detenidos, que han pasado hoy a disposición del juzgado número 3 de los de A Coruña, son M.A.R.P., de 41 años, y su esposa, M.M.C.R., de 39 años, ambos vecinos de Abegondo (A Coruña); R.G.C., de 45 años, natural de A Golada (Pontevedra) y vecina de A Coruña; MJ.M.P., de 58 años, natural de Portugal y vecina de A Coruña; F.J.B.F., de 32 años, español nacido en Suiza; y M.G.P.A., de 58 años, natural de Uruguay y vecina de A Coruña.

Al parecer el grupo cobraba multas de 20 euros a las mujeres por salir más de una hora al día al exterior; no les permitían usar la cocina para comer fuera del horario establecido, con lo que, si realizaban un "servicio" en ese horario, no podían comer; les obligaban a "trabajar hasta 20 horas seguidas sin salir de la habitación y les obligaban a mantener relaciones sexuales sin preservativo y a tolerar el consumo de drogas por parte de los clientes en su presencia.