Claudio se opone a la boda de Diego y Adriana

César, presionado por sus deudas de juego, acepta el soborno de Ángel y se compromete a sonsacar a Be datos de su investigación a cambio de dinero. De este modo, el reportero consigue salir del apuro y seguir haciendo nuevas apuestas, si bien el sentimiento de culpa le corroe y le impide mirar a los ojos a Be.

Richard está que trina viendo cómo Benito se hace cargo, con su habitual torpeza, de la campaña de Blassi. Para ponerle la estocada al director de Arte, Noelia urde una trama maquiavélica: contrata a un actor que finge ser el presidente de la firma Pucci. Antes de encargar a Richard su próxima campaña, el falso señor Cobos le exige ver las fotos de su último trabajo. Richard se hunde en la miseria cuando el presidente de Pucci se queda encantado con las fotos de Benito.

Diego y Adriana ponen de su parte para acordar los detalles de la boda. Entre otras cosas, deciden que los testigos serán Nacho y Claudio, pero la sorpresa de la pareja será mayúscula cuando Claudio les cuente que no asistirá a la boda porque se marcha a vivir a Brasil de manera inminente.

Cuando Chali se dispone a echarse a las calles del brazo de Marga para buscar trabajo, se encuentra en la puerta con el señor Ferrero y con Mariola, supervisor y vendedora, respectivamente, de la marca de cosméticos Cocolab. Las expertas opiniones de la peluquera sobre todo tipo de cremas despertarán la admiración del señor Ferrero, quien no dudará en contratarla como vendedora, por mucho que haya despertado el recelo de Mariola.