La eterna lucha de los hombres

Natalio sabe que aún puede sacar a ese chaval que lleva dentro, el mismo que lograba enamorar cada día más a una Paca adolescente. Ahora, tras las constantes negativas de su mujer a cualquier tipo de contacto físico, él pone en práctica sus mejores estrategias para conseguir reavivar esa llama que, parece, se ha apagado por completo.

Sin embargo, Paca no está dispuesta cuando Natalio le propone que imagine “hacer el amor toda la noche” Paca responde tajantemente con un insulto “¡Pero qué gilipollas eres!”. Es entonces cuando él se pregunta “¿Te acuerdas cuando paseábamos juntos de la mano?” Pero su mujer sólo piensa que su marido ha terminado de perder la razón.

Marina quiere que Roberto sea feliz, que de su cara borre ese eterno gesto de tristeza y aburrimiento del que su marido no se desprende. Por ello, se afana en preguntarle qué le ocurre, qué tiene que hacer ella para conseguir que vuelva a ser feliz… Roberto, lo tiene claro “¿Quieres que sea feliz?” pues vamos al dormitorio… pero con tan sólo esa idea, Marina dejará de luchar por la felicidad de su marido.

Por la mañana, Marina vuelve a la batalla y despierta a Roberto con unos tiernos golpecitos en la espalda, “Roberto, que por las mañanas me levanto amorosa” pero al funcionario, tras la batalla perdida de la noche anterior, se niega a responder a los cariños de su mujer.

Además, Marina descubrirá que su marido le ha sustituido por una nueva amiga, una muñeca hinchable. ¿Acabará esto con su matrimonio?

Roberto y Marina