Una fiesta desmadrada y el pendrive en la basura

Sin conexión con Pepe Lee y con una pregunta a la que no puede responder, Sara encuentra la solución en la interpretación. La joven finge un desmayo que la libra de responder a la pregunta de su padre. Sin embargo, no será esa la única consecuencia. Preocupado por su salud, Arturo decide retirarla definitivamente del proyecto.

Tras el incidente, Eduardo recomienda al director general de la constructora que Berta retome el trabajo de Rebeca. Por supuesto, la directora técnica no desaprovechará la oportunidad y la utilizará para ganar puntos ante Arturo y seducir a Rafael.

Entretanto, Rebeca empieza a sentirse fatal después de haber comido el brownie y acude a buscar a Pepe Lee para que le ayude con la cena de esa noche. Tras descubrir que los brownies de Vane son los culpables de su estado, Rebeca descubre que Torete tiene los dulces. Afortunadamente, consiguen quitárselos antes de que se intoxiquen todos los taxistas de la ciudad.

Cada día que pasa, Sara se da cuenta de que ser Rebeca no es fácil y ante la presión de ser descubierta decide tomar una drástica solución: arrojar a la papelera el pendrive con todos los datos del proyecto de la plaza.

Sin embargo, ese no será el único problema. Poco después, Arturo, que cada vez confía más en Rafael, le informa sobre la delicada situación económica de la constructora y que el proyecto de la plaza es vital para el futuro del compañía.

Preocupado, el arquitecto comenta a Sara los pormenores de su conversación con Arturo. Consciente de la pérdida del pendrive y de lo que eso puede suponer, al día siguiente, la joven convence a Pepe Lee para ir al basurero municipal a buscar el pendrive.

Mientras, Vane celebra una fiesta en el bar de Genaro, evento que acaba desmadrándose. Rebeca y Pepe Lee intentan poner orden en el local hasta que llega Curro, el líder del grupo que tras recordar a Rebeca su su largo pasado amoroso, la encierra en el almacén para seguir disfrutando de la fiesta.