A los 'veteranos' sólo les quedaba una cerilla, ya habían desperdiciado todas las demás. Suhaila fue la encargada de preparar, con la ayuda de sus compañeros, la hoguera y prender la mecha. Finalmente, el fuego prendió y consiguieron estabilizarlo. “Por fin tenemos fuego, tenía una presión… que menos mal, he rezado a no sé cuántas vírgenes”, se alegraba Suhaila.