Maite, de la desesperación a la alegría

Desesperada. Así es como estaba en Cabeza de León. Su misión parecía sencilla: tenía que encontrar una serie de botes para hacer sal. Hasta el último día ha estado buscando como una loca por toda la isla gracias al mapa que le ha dado la organización. Abatida, desesperada y desilusionada decía ante las cámaras: "No puede ser, si he buscado por toda la isla". Había sitios en los que no había buscado, sin embargo. Maite

Los primeros botes los encontró dónde menos lo esperaba: debajo de dónde ella se encontraba. "No me lo puedo creer, las vueltas que he dado por el acantilado y decía sonriente. "Ha sido tal la alegría cuando he encontrado los primeros botes que me han dado ganas hasta de llorar y eso no me pasaba desde que estoy aquí, sólo cuando pienso en mis hijos", sentenciaba. estaban debajo de mis narices",

Una alegría, que por otro lado, no duraría mucho. No encontraba los otros botes. En un último intento, ya muy resignada, cogía las zapatillas para subir a una montañita de la isla. "Si aquí no está lo dejó", comentaba tajante. Lentamente ascendía hasta la colina hasta que, por fin, ha divisado uno de los botes. "Ey, lo acabo de ver", decía. Maite lo ha conseguido; aunque tarde. La concursante ha localizado todos los recipientes el último día y no le ha dado tiempo a producir sal. Para ella, el balance final de su aislamiento en Cabeza de León es positivo. ". Quizás no piensen lo mismo sus compañeros. Lo he superado con éxito