Don Diego Alatriste debía impedir la llegada a Madrid del Príncipe de Gales para evitar la alianza entre la corona española y la inglesa, acusada de herejía, creyendo que detenía a un espía extranjero. Al darse cuenta de la trampa que le habían tendido, el capitán decide salvar la vida del príncipe y evitar que él también sea asesinado después para acallar el crimen por completo.