Virginia: "Soy una superviviente. Las víctimas son mis hijos,que tienen secuelas"

telecinco.es 15/10/2015 01:37

Cada día, el dispositivo electrónico de seguimiento con tecnología GPS salva la vida de muchas mujeres. Desde que se creó en 2009 se han repartido 2.700. Actualmente, este aparato lo llevan más de 700 mujeres, y Virginia fue una de ellas. Se trata de un dispositivo con tecnología GPS que permite controlar la ubicación en todo momento. Si los agresores incumplen la orden de alojamiento, si entran dentro del perímetro marcado por el juez, saltan todas las alarmas.

Virginia: "A los trece días de nacer mi hija, desapareció por segunda vez"

Alberto era un hombre de lo más atento. Él tenía su piso de soltero, y al poco tiempo de estar juntos, le propuso que se instalara en su casa. Virginia lo describe como un hombre de lo mas atento, "siempre estaba pendiente de fechas, aniversarios, regalos...". Fue una decisión de ambos buscar a su primer hijo: "La mayor alegría. Estaba embarazada del hombre al que quería y del que estaba enamorada." Un par de meses después, Alberto tiene su primera escapada, de un par de días. Pero pronto, esas desapariciones de él eran cada vez más habituales y podían durar días o semanas. Virginia se ve en la obligación de volver a casa de sus padres con su hija de tan solo quince días. “Cuando desaparecía, yo lo pasaba fatal", confiesa.

Virginia, tras una paliza: "Llamé a mi padre. fue la primera vez que le dije que me pegaba"

Los abandonos y las reconciliaciones son la tónica habitual. Virginia tiene una hija. No trabaja y está perdiendo el contacto con los suyos. Pero ella no es consciente de haber entrado en la boca del lobo. De hecho, su dependencia es tan fuerte que está dispuesta a hacer todo lo que sea para estar con él a toda costa y durante toda la vida. Por eso da un paso más y se casan. La primera denuncia que interpuso Virginia fue después de una de las peores palizas: “Solo recuerdo mucha sangre. Puñetazos, patadas, bofetones… donde te pillara. Mi hija asustada, pudo ser testigo en primera persona de lo que me pasaba. Llamé a mi padre y era la primera vez que yo le decía a mi padre que me había pegado. Él no sabía nada".

Virginia: "Las víctimas de la violencia son mis hijos, que tienen secuelas de por vida"

Virginia piensa que no es capaz de vivir sin él y que los vínculos del matrimonio no se rompen bajo ningún concepto. Acepta lo que ella cree que es su destino y perdona al hombre que la está maltratando. “Yo le he querido y le he antepuesto incluso ante mis propios hijos", confiesa. . El 14 de febrero, Alberto le clavó las llaves del coche en la cabeza y le hizo una brecha tremenda. Fue su hija quien corrió a socorrerla: "Yo no soy una víctima de la violencia, soy una superviviente. Las víctimas de la violencia son mis hijos, que son los que tienen secuelas de por vida". Su sentimiento de culpabilidad al presentar el divorcio fue tal, que la idea de Alberto de que se quitara de en medio la llevó a cabo, ingiriendo una gran cantidad de pastillas: "Me desperté en La Paz, con un tubo en la nariz y en una cama de hospital".

Virginia: "Le pusieron la pulsera de control telemático y a mí me controlaban por GPS"

Virginia está tan anulada que ha intentado desparecer, y no por debilidad sino porque aún no conoce la magnitud de su poder ni el apoyo que tiene de su familia, la policía, la ley...Ella, sin embargo, confía en su pareja y de hecho vuelve con él sin saber que va a sufrir la lesión más brutal de su matrimonio. Tras la idea de Alberto de probar a poner un negocio juntos, abren un bar: "Me robó 7.000 euros. Junto con ese dinero, se llevó las llaves del negocio". Al aparecer días después, sin el dinero, Virginia le robó las llaves. Al darse cuenta, Alberto le propino tal paliza que le desvió el tabique nasal. Varias patrullas de policía tuvieron que acudir al domicilio para retenerle. Tal era el riesgo de Virginia que la Fiscalía pidió el dispositivo telemático.

Virginia: "Para mí, el trabajo fue la salida"

El juzgado adopta medidas para protegerla. A él se le prohíbe volver al domicilio familiar y comunicarse con ella. Se le impone además una orden de alejamiento de 500 metros y debido a la peligrosidad del caso se da un paso más que es establecer un sistema de vigilancia policial y control telemático. A pesar de todo esto, él intenta saltarse esta vigilancia: "En el juzgado, si no se hubiera tomado esta medida, yo quizás hubiera vuelto con él". Trabajo, apoyo familiar y psicológico y confianza en la policía y la justicia fueron las claves que le permitieron a Virginal sentirse de nuevo fuerte, segura.

El GPS fue un pilar importantísimo, definitivo al que se agarró para sobrevivir. Las instituciones disponen de tres mil dispositivos para proteger a cualquier mujer que como Virginia lo necesite. Aunque el principal empeño para que no haya violencia de género, también es necesario asegurar la defensa de todas las mujeres en riesgo. Actualmente el agresor de Virginia se encuentra en la cárcel, por una suma de delitos distintos acumulados. Ella y sus hijos rehacen sus vidas son miedo y con toda una vida por delante.