La homilía del día trabata, nada más y nada menos, que de los milagros. El Padre Ángel, con su particular discurso hablaba del tema cuando un feligrés que estaba sentado en una silla de ruedas se levantaba tras un perro que le había robado la cartera. Los presentes no dudaban sobre lo que acababa de suceder: ¡milagro! y el Padre Ángel no iba a dejar escapar la ocasión de aprovecharse...