Y apareció la barracuda

telecinco.es 31/03/2009 08:19

En Cayo Paloma tienen cocos, tienen pesca, tienen fuego para cocinar y hasta tienen una barracuda, que ha hecho ya su aparición estelar. En Playa Uva solo tienen almendras.

O 'la organización' (como dice Jesús Vázquez) se inventa algo o el panorama que se plantea viene a ser ver al líder y su principal competidor pelando almendras y maldiciendo su suerte. Posiblemente Escassi no se ha dado cuenta de que la de Matías está ligada a la propia por su decisión de que fuera quien le acompañase en ese exilio cercano.

Álvaro Escassi va desgranando sus perlitas de inigualable valor, al tiempo que mira (casi sin parpadear) la otra isla, observando si hay fuego o no y haciendo todo tipo de conjeturas, a cual más maledicente hacia sus compañeros.

Sin ir más lejos, ayer le escuchábamos decir cosas como estas:

Aunque la más significativa es esta tremenda frase, pronunciada con un acento argentino tan evidente como increíble:

De forma que el señorito jinete se considera imprescindible para el grupo y piensa que sin su presencia los otros ni harán fuego (y si lo hacen se quedarán sin leña en seguida), ni pescarán (y, por tanto, se quedarán sin comer), aparte de reinar el desorden y la anarquía. No sé como pudieron sobrevivir los concursantes de ediciones anteriores sin el concurso de este súper hombre, este Robinson Crusoe sobrevivido, un auténtico salvador, faro y guía que marca los pasos de un grupo de hombres y mujeres desolados sin su presencia. Pero qué mezquinos pueden llegar a ser a veces los salvadoritos estos.

Si al tremendismo de sus frases (por las cuales vemos que considera a sus compañeros como unos inútiles), le añadimos que están dichas con esos ojos tan claros abiertos al máximo y, como digo, sin apenas pestañear, este Escassi llega a dar un poco de miedo. Yo creo que Matías le sigue un poco la corriente porque en sus peores pesadillas se le ha presentado un Escassi de mirada turbadora, con una piedra en la mano a punto de lanzarla sobre su cabeza como si fuera una almedra más.

En todo caso, el castigo infligido al líder es ciertamente algo cruel. Si ser líder consiste en ser recluido en una playa sin fuego y donde no hay apenas pesca creo que a partir de ahora pocos van a querer ser portadores de ese collar que apenas da el privilegio de la inmunidad. En otras ocasiones era el líder quien señalaba quien debería ir al Palafito ("mi Palafito"), en lugar de ir él. Lo peor es que ni siquiera les han proporcionado sus pertenencias, por lo cual no disponen de calzado adecuado para probar la pesca en las zonas de rocas, adentrándose un poco en el mar. La dieta de almendras les proporcionará el aporte calórico necesario pero les va a aburrir mortalmente.

Entre el grupo mayoritario la situación es bien distinta y allí cada uno empieza a tener alguna función de utilidad, por extraña que parezca. Iván es el catador oficial de cocos, siendo quien da su aprobación para que los demás prueben su néctar antes de comer su jugosa carne. Cuca sigue siendo la matadora del grupo, utilizando sus afiladas garras para ello. De no ser porque es presumible su marcha esta semana, a esta concursante le seguirían creciendo las uñas de forma auténticamente peligrosa. Juan y Daniela se reparten los 'masajes a mil', como dice el 'golo'.

Por su parte, Santi sigue tirando la caña (y no estoy hablando de los apeos de pesca), labor en la que se ha encontrado con el competidor Olfo. A este le veo crecido desde el exilio de Matías y Escassi, aunque se refiera a este último como si fuera un dios, algo que llenaría de satisfacción al líder. Ni Santi ni Olfo tienen carácter ni personalidad suficiente para disputar el liderazgo de facto a los exiliados. Si a esto le sumamos que completan el cuadro masculino Iván y Juanito, la testosterona parece a día de hoy concentrada en Playa Uva.

Si al menos Cuca fuera la de los primeros días, tendríamos algo de testiculina en Cayo Paloma, pero como está nominada se ha convertido en monjita benéfica y conciliadora, sirviendo agua potable en vasos fabricados con medio coco, o preparando ese caldo de pescado extremadamente salado al tener que usar agua de mar.

Lo que no les falta en el cayo es compañía. Termitas en árboles enfermos, ermitaños que salen en cuanto se levantan unas ramas del suelo, o cangrejos que aparecen amenazantes en el lugar más inesperado. Wilma, por su parte, está entre Cuca y los animales. Lo digo porque se sigue clavando cosas en las manos, lo cual le acerca a la monja de las llagas (rollo beato, que tanto le gusta a la Vinuesa) al tiempo que nos muestra que es un poquito animal. Un animal muy bello, eso sí.