Pepe, radical auténtico
Hoy toca el daguerrotipo de Pepe, a quien dedico los calificativos de radical y auténtico tanto conjuntamente como por separado. Antes de ir a ello, como siempre, comentaré alguna cosa de ayer, día en el que entramos un poco en el túnel del tiempo viéndoles hacer fragmentos de pruebas que todos recordamos.
Hicieron de inmóviles estatuas de hielo sentados en los guri-guri, bailaron el Creu (todos menos Noemí, que movía las caderas tumbada en la cama con la almohada tapando su cara), hicieron el pino, hablaron cantando y otras más. El túnel del tiempo también llevó a la casa durante algunas horas un ambiente ya olvidado. No sé si ha sido el regreso de María y Sindi, alguna conjunción astral o el agotamiento por tanta bronca irónica, pero ayer se respiraba otro ambiente. No hace falta decir que era un mejor ambiente, relajado y cargado de nostalgia, como corresponde a una última semana de concurso.
Debo confesar que a esa sensación de túnel del tiempo contribuye ver de nuevo juntos a los miembros genuinos del clan del bizcocho: Pepe, Pipi, Marta y María. Esto se lo debemos tanto a la enrevesada mecánica de esta fase final del programa como a la audiencia e incluso a los propios concursantes por haber elegido tan bien sus "más uno". Los tres primeros finalistas fueron chicos y eligieron tres chicas a quienes unir su destino. La cuarta también hizo lo propio, con lo cual tenemos cuatro "más uno" chicas. Ahora mismo son mayoría en la casa.
Las dos últimas en incorporarse a este palmarés podrán contar ciertas peculiaridades a sus nietos. A saber, Sindi fue la primera "más uno" (recordemos que esperaba en la plaza del Callao con su suegra, o exsuegra) y también la última en ser elegida "más uno". Por su parte, si María fuera la ganadora se convertiría en la primera intrusa (al ser una "más uno" se incorporó más tarde que los primeros concursantes en habitar la casa) y la primera repescada que consiguiese alzarse con ese triunfo final.
Hubo ayer otros detalles que contribuyeron a meterme en el túnel del tiempo de alguna manera. Por ejemplo, ver a Alessandro esperar a Noe en su cama. O ver cómo la abrazaba, eso sí, tras escuchar al del megáfono decir "Noe, te apoyamos". O escuchar cómo le decía que puede contar con él para lo que necesite, lo cual no diría yo en ese caso ni harto de grifa porque te puedes esperar cualquier cosa y nada bueno. Eso sí, de momento no parece que Noemí le haya reclamado que le dé lo mismo que le dio Rafa...fael (parezco tartamudo) en cinco días. Aún hay tiempo, queridos concursantes.
Terminando con este argumento, las cosas que hacen los 'Danary' (ellos lo grafían así) también me traen recuerdos de otras ediciones. Curiosamente, son recuerdos de concursantes que se quedaron a las puertas del triunfo, eternos segundones recordados por cosas como ponerse una túnica y llenarla de chorradas (Gerardo Prager en GH 11, quien anda ahora acusando de tongos miles al programa) o quitar el número de teléfono de otro finalista (Rodrigo Urbina en GH 9 le quitó el sitio a Judit Iglesias).
Dani y Ari están repitiendo un error tan garrafal como este, que en opinión de muchos le quitó el premio a aquel concursante cuando solo faltaban tres o cuatro días para la final. Ahora estos lo hacen primero con el número de María y esta madrugada con el de Alessandro. Ayer alguien me criticaba acusándome de hacer campaña (escribiré quinientas veces "no volveré a leer las críticas") contra Dani por contar esto. Como si contar la verdad fuera un acto revolucionario (que lo es, en muchas ocasiones). Siento molestar, pero las cosas son así. Ahora solo hace falta esperar a que lo veamos en algún programa.
Dani está siendo el concursante más protegido desde que se marchó uno que mi memoria se niega a recordar. Lo habitual es ver solo sus momentos graciosos (en teoría) y divertidos (al menos para él). De forma excepcional, en el resumen de ayer pudimos ver uno de esos momentos inexplicables, en que el de Burgos tiene un comportamiento violento bien gestionado por Pepe. Le propinó a este un golpe con el hombro que en caso de habérselo tomado algo peor podría haber tenido graves consecuencias. Por fortuna, Pepe se ha dado perfecta cuenta de las intenciones provocadoras de este concursante tramposo y maleducado.
Daguerrotipo
Pepe Flores puede pasar por ser ese concursante gracioso e insomne, que animó muchas madrugadas y cautivó a una parte de la audiencia prolongando la vida en la casa de Guadalix hasta llenar muchos días todas las horas habidas y por haber. Personalmente, le agradezco la aportación, aunque no sea lo que más haya valorado en este concursante. Cierto que me reí con él muchas veces, más que con ningún otro. Pero me atrapó en mayor medida su enorme intuición, una capacidad innata para usar casi siempre el sentido común de forma tan práctica como efectiva, y las dotes de liderazgo que demostró entre compañeros y compañeras.
Hay otra cosa que ejercía cierta fascinación en mí al mismo tiempo que me enervaba. Me refiero a su forma de mostrarse tan abiertamente, caminando siempre sobre la cuerda floja y sin red. En muchas ocasiones me dio miedo que tanta temeridad le pudiese perjudicar, y es posible que en parte lo haya hecho. Pepe no es de los que se esconde nunca. Siempre dio la cara y se mostró como es, sin importarle nada lo que eso pudiera comportar. Tampoco le benefició ser tan testarudo y obstinado en las discusiones, tal vez lo que menos me gustó siempre.
Muy pronto comenzó a rodearse de compañeros con quienes tuvo siempre una relación basada en la lealtad. Jamás le vi hablar mal de los otros dos mosqueteros: Hugo y Alessandro. Con Noemí tuvo sus más y sus menos, lo cual es explicable por las circunstancias conocidas. Si Alessandro y Hugo fueron sus dos principales apoyos entre los chicos, Sindi y Marta lo serían entre las chicas. Antes ya había tenido un buen feeling con Mary Joy, mientras que en su relación con Ari solo se presentó el escollo de lo que él entendió como una traición, aunque en parte ya la han recuperado, manteniendo el cariño que siempre hubo entre ellos.
Por su parte, Dani le tuvo siempre como uno de sus intocables, aunque ahora se le note tanto el nerviosismo al comprobar cómo le ganará por la mano aquel a quien respetó y con el que tuvo una relación sin problemas aparentes. Con María fue oscilando entre la confianza y la desconfianza, aunque el buen carácter de esta concursante hizo especialmente fácil la transición de una sensación a otra, estando ahora en uno de sus momentos buenos. Estamos hablando de ocho o nueve concursantes que se ganaron el favor de Pepe o cuyo paso por la casa estuvo nucleado en torno a él. Casi la mitad de los concursantes habidos en esta edición.
Especialmente llamativa fue su relación con las chicas más jóvenes de la casa, lo cual dio lugar a algún comentario de mal gusto por parte de Noemí, repetido estos últimos días por Dani. Mary Joy, Marta, Sindi, e incluso María, le rodearon muchas veces, aunque también le hemos visto tendido en la cama con Ari a un lado y Noemí al otro. Cuando estos días le veo durante largas horas de la madrugada acompañado de Sindi y Marta, puedo recordar los mejores momentos de Pepe, aquellos felices tiempos de bizcochos a deshora e interminables charlas hasta ver amanecer.
No hay nadie que haya vivido con tanta intensidad la experiencia durante esta mítica edición. Siempre tuve la sensación de que Pepe estaba disfrutando como nadie. Creo que era así cuando lo pasaba realmente bien, acompañado de sus más afines, y también en los momentos difíciles. Las adversidades hicieron que se creciera, y entonces brillaba como nunca. Su forma de hablar entrecortada y dificultosa del principio fue poco a poco desapareciendo, hasta descubrir que nos quedaba por ver una dialéctica ágil y brillante. Lo demostró la primera vez que se subió a la pecera. Fue junto a Aristidín y en tiempo récord le dio tal repaso que le dejó totalmente fuera de combate.
Pepe no solamente había descubierto que era capaz de tumbar dialécticamente a cualquiera, sino que poco a poco nos íbamos dando cuenta de que sus argumentos pocas veces eran falaces. Como decía antes, estamos ante un tipo extraordinariamente intuitivo, que sabe utilizar el sentido común en todo momento. Por eso su razón es muchas veces aplastante, basándose en argumentos sencillos. Digamos que tiene facilidad para escarbar en los problemas llegando a su almendra con gran facilidad.
No voy a negar que muchas veces perdía lo conseguido con análisis certeros cargados de sentido común por su falta de prudencia a la hora de mostrarse tal como es. También por cierta costumbre de buscar divertimento utilizando la ironía, aún a riesgo de molestar u ofender a otros. En esto unos contagiaron a otros hasta convertir las sobremesas en auténticos campos de batalla dialéctica, con los puñales sobrevolando la mesa del comedor a un lado y otro, aunque siempre con unas formas aparentemente refinadas que impregnaban la conversación de un tono casi victoriano. Este tono no hacía otra cosa que enmascarar las auténticas intenciones de unos y otros.
Una parte de la audiencia se iba enamorando de este concursante según iban pasando los días, lo cual muchos otros no entendían. Si se me pregunta por qué tendré la tentación de ir descartando razones. No creo que fuera por su intuición y sentido común, ni por la buena relación que establecía con hombres y mujeres. Ni la lealtad, ni el harén en el que muchas veces parecía convertirse su cama, ni ese insomnio maldito (o no) que le hacía dar vueltas de un lado a otro en largas e intensas madrugadas. Tampoco su espíritu libre, o la inconsciencia de meterse en jardines peligrosos de los que es complicado no salir escaldado.
Podría ser porque es gracioso, atractivo y con cierto carisma personal. Pero lo sigo viendo poca cosa. Ni siquiera me termina de convencer la combinación de todo lo dicho anteriormente porque ni así creo estar trazando un perfil justo del personaje. Son tantas sus aristas, tan enigmático su poder de atracción y tan desconocido el origen de su imán que creo estar pasando uno de los exámenes más difíciles de mi carrera. Pero no voy a tirar la toalla. No lo haré ni siquiera por temor a que algún insensato tocapelotas me diga que estoy enamorado de este concursante, o eso tan manido de que su familia me pagará por decir cosas buenas sobre él.
La clave de Pepe está en que sin esfuerzo aparente logra encandilar por aquello que tantas veces menciona, a riesgo de desgastar el mensaje. Si fuera mi amigo, nunca le hubiera recomendado que hiciera lo que hace, en esto como en tantas otras cosas. No puede ser bueno eso de andar todo el día pregonando que "yo soy de aquí", mientras se señala el corazón golpeando suavemente el lado izquierdo de su pecho con la mano derecha. El discurso es algo cargante de por sí, mucho más si se abusa del mismo. Solo le salva que algunos hayamos descubierto antes o después que no es ninguna tontería.
Sinceramente creo que su gran virtud es precisamente la que más pregona, en contra de lo que podría parecer. Dice el refrán: "Dime de qué presumes y te diré de qué careces". En este caso es justo todo lo contrario, al menos así le parece a este gato subjetivo y apasionado, que solo sabe vivir esta experiencia de esta forma, tal como ya hice en las últimas once ediciones de Gran Hermano (y un reencuentro). Pepe es de corazón y aquellos que han querido darle su apoyo de corazón lo han decidido.
Pepe es también chuleta y delicado, despreocupado y reflexivo, cauto y atrevido, respetuoso e incisivo. O sea, es una cosa y la contraria. Todos lo somos. En este sentido, es precisamente todo lo contrario que Alessandro. El italiano es todo contención, corrección al máximo y falta de compromiso. Me atrevería a decir que el cariño habido entre ambos es el mayor que ha visto esa casa durante la presente temporada. A pesar de eso, son la antítesis el uno del otro.
De otro lado, Pepe ha demostrado en infinidad de ocasiones generosidad y buenas intenciones, alegrándose de los éxitos ajenos. Diría que este lunes fue el único que de verdad se alegró de la entrada de Pipi en la casa, elegida "más uno" de María. Los demás se preocupaban de la competencia que eso podía suponer para sus aspiraciones en el juego, pero el bailaor se alegraba de tenerla de nuevo cerca y también por su amiga. En esto me parece todo lo contrario que Dani, malintencionado siempre, egoísta y envidioso.
En definitiva, Pepe ha sido un grandísimo protagonista de esta historia. Sin él todo hubiera sido bien distinto, lo cual es buen baremo para determinar si un finalista merece más o menos el triunfo final. Por ejemplo, no se puede decir lo mismo de María, que tuvo un discreto protagonismo cimentado fundamentalmente en la figura de una concursante fantasma que ni siquiera conocemos. En esto también es muy distinto al resto de sus oponentes.
Con su carácter múltiple, su generosidad y buenas intenciones, este líder nato que fue uno de los grandes protagonistas de esta edición se enfrenta a una votación en la que se ha estado dando excesiva importancia a los concursantes "más uno". Uno de estos tendrá un premio de consolación ya que fue elegido por quien se convierta en ganador, pero nunca figurará en el palmarés de ganadores del programa. Si alguien dice lo contrario sencillamente miente e intenta manipular la decisión popular en contra de lo determinado oficialmente por el programa. Por tanto, lo justo es votar al finalista que merezca el premio según cada cual, puesto que solo habrá un ganador de verdad.
La decisión de Pepe estuvo tan condicionada por las circunstancias como la de otros dos finalistas, cuando menos. Alessandro duda ahora de haber tomado la decisión correcta porque en caso de disponer de más información piensa que habría elegido a Noemí. María ya dejó claro explicando su decisión que el corazón le pedía elegir a Hugo en lugar de Pipi. Y fueron los familiares y amigos de Pepe quienes le hicieron elegir a Noemí. No tendría sentido que tres decisiones que no están basadas en un impulso natural pudieran condicionar la decisión final de la audiencia.
Independientemente del rechazo que despierte Noemí en muchos de quienes apoyaron a Pepe desde muy temprana hora, lo cierto es que si digo que fue uno de los mayores protagonistas, y no digo el mayor, es porque comparte ese honor con la canaria. Pepe, con sus defectos y equivocaciones, podría presumir de haber sido el centro de atención en muchísimas ocasiones, lo cual prueba que en su entrevista de finalista se invitase a tres compañeros a debatir con él.
Los enfrentamientos con algunos de los concursantes menos simpáticos de esta edición, auténticas fuerzas vivas de 'reventolandia', y su relación con Pipi, incluso con Sergio el tiempo que duró en la casa, le llevaron al primer plano de la actualidad durante semanas. A aquellos se los comió con patatas y resolvió con gran tacto ese injusto rol de tercero en discordia que se le quería atribuir respecto a una pareja en clara descomposición. La balanza cae de su lado con toda claridad. Y es que Pepe es mucho Pepe.
Moleskine del gato
Madrugadas como esta última son las que me están quitando la salud al tiempo que me harán recordar este Gran Hermano como una edición de ensueño. Vamos a echar mucho de menos tantas noches inacabables, especialmente las vividas por el grupo en su conjunto, como fue esta última. Desde el dormitorio, cada uno en su cama, nos hicieron pasar uno de los más grandes momentos. Por eso no puedo por menos que agradecer a los ocho concursantes que habitan la casa en esta última semana su generosidad y entrega.
Todos estuvieron sembrados, de buen humor y sin perder las formas, aunque algunos comentarios tuvieran la ironía y mala intención acostumbrada. Pero en general el ambiente era inmejorable y los más osados (o sea, aquellos que estábamos despiertos entre las cinco y media y las seis y media de la madrugada) pudimos disfrutarlo. De entre todas las bromas me quedo con esta de Pepe. Hablaban de la serie de animación 'D'Artacan y los tres mosqueperros' y el bailaor planteaba un enigma. "Lo guapo era el nombre de la novia de D'Artagnan. ¿Os acordáis de cómo se llamaba?", preguntaba Pepe. Ante el silencio general respondió él mismo con sonrisa pícara: "Juliette". María, a su izquierda, también sonreía.