Yago, 'too much'

telecinco.es 23/02/2011 08:14

Yago es el protagonista del segundo daguerrotipo de este final de Gran Hermano. La opinión de este gato ha variado considerablemente sobre el que se presenta a sí mismo como 'modelo internacional', haciendo referencia a una carrera modesta como modelo, donde ciertamente trabajó fuera de España pero sin salir de Europa porque tiene terror a los aviones y con un trabajo que dista mucho de las pasarelas de alta costura. Explicaré el porqué de dicho cambio e intentaré trazar el perfil del personaje desde mi punto de vista.

Antes de eso procederé a redactar el parte del estado de la cuestión entre los integrantes de la pareja oficial de esta edición. Laura prometió ayer a Marcelo que no le volvería a levantar la voz ni a faltarle al respeto. Me extrañan ambas cosas pero la primera es tan improbable como que termine llevándose el maletín Dámaso. El malagueño parece resistirse aunque ya dio ayer muestras de debilidad, y alguna mano se le escapó para unirse a la de ella. Eso sí, no consiente que le llame 'totito' ni una sola vez más.

Curiosamente, Yago y Marcelo están tirando de lados distintos con idéntico objetivo. Mientras uno intenta que Marta deje de ver con buenos ojos a Laura y le gustaría verlas enemistadas, el otro hace lo propio pero en sentido contrario, es decir, hace lo posible por conseguir que Laura vea de otro modo (peor) a Marta. Tiran cada uno de una mujer distinta para intentar separarlas y romper una sutil alianza que impide a cada una nominar a la otra. Que lo consigan o no puede ser determinante para las próximas nominaciones.

Daguerrotipo de Yago

La inseparable asociación de este concursante con Óscar no benefició a su imagen en los primeros días de concurso, importantes para fijar una idea en el espectador bastante complicada de variar posteriormente. Óscar y Yago parecían dos descerebrados venidos de la misma galaxia, un lugar donde no se habla nunca en serio y es costumbre ridiculizar a los demás con todo tipo de motes y bromas. La broma era, en realidad, una norma de comportamiento de ese dúo de concursantes malogrado por la pronta expulsión de uno de sus miembros.

Como decía ayer, hablando de Dámaso y por motivos distintos, la permanencia ha sido fundamental para Yago. En su caso se trataba de permanecer sin salir nominado, puesto que tras la expulsión de Óscar estaba claro que saldría él salvo caso de poder evitar quedar expuesto a la expulsión. Así fue y Yago consiguió en ese tiempo corregir la fama adquirida en los primeros días, aunque no lo suficiente para evitar ser expulsado la primera vez que resultó nominado. No obstante, en ese momento ya había logrado atrapar a buena parte de la audiencia, curiosamente utilizando como principal arma la misma que tanto le había perjudicado junto a Óscar: el humor.

El humor como arma que carga el diablo, utilizando una frase aplicable a otras armas más de verdad. En este caso, el peligro consistía en parecer incapaz de hacer otra cosa aparte de mantener el tono permanente y continuo de broma. La excesiva repetición, un error que aún comete Yago, hacía que algo en un principio agradable terminase provocando el hartazgo más absoluto en buena parte de la audiencia.

Su primera salida de la casa de Guadalix estuvo también relacionada con ese 'escuadrón feroz' que se adelantó a la hora de pactar, sentenciando con celeridad a compañeros que acababan de conocer. Por otra parte, la salida sucesiva y aparentemente imparable de concursantes pertenecientes al mismo bando le llevó arrastrado por tal tendencia. Se trataba del grupo de los "tristes", así llamados por quienes se autodenominaban "alegres" y entonces se veían triunfadores semana tras semana aunque la cruda realidad ha terminado siendo que ninguno de ellos ha logrado llegar hasta el punto en donde nos encontramos. Antes de tocarle salir de la casa ya había tocado nominarlo, cosa que hicieron con pesar escasamente disimulado.

Tras nominar a Yago ninguno de sus teóricos verdugos parecía desear su salida, y así se lo hicieron saber personalmente. La salida de Yago fue única en el sentido de que todos sus compañeros, absolutamente todos los que habitaban la casa en aquel momento, sintieron la marcha de este concursante gallego cuya estrategia de llevarse bien con todos le había servido para tardar en salir, pero también para hacerse un hueco en el corazón de quienes habían convivido con él, lo cual debe ser un premio por sí solo bastante reconfortante.

Explica el hecho de ser elegido para volver a la casa de Guadalix esa emotiva despedida cargada de cariño por parte de todos sus compañeros, así como cierta coincidencia entre el momento de producirse la repesca y un cambio de tendencia que se terminó materializando en la salida uno a uno de todos cuantos seguían formando parte del grupo de los 'alegres'. Los votos que determinaron quiénes serían los cinco exconcursantes que permanecerían una semana en la otra casa, recogidos durante la misma gala que esto se produjo, tal vez no fueran suficientemente representativos, pero sí lo tuvieron que ser los de toda la semana posterior, que decidían su repesca y la de Rubén.

¿Qué reclamaba el público decidiendo repescar a Yago? ¿Cuáles fueron las características de este concursante que lograron convencer a la audiencia para querer volver a verlo? Aparte de su humor, cargante cuando se convierte en repetitivo, otros encantos adornan a este concursante, además de su atractivo físico de modelo, lo cual es indudable por mucha manía que se le pueda tener. Lo cierto es que la pregunta esconde cierto enigma porque a primera vista parece un tipo bastante gris, con tendencia a entrar en bucle, bastante rencoroso y antipático en las discusiones, que nunca plantea de igual a igual.

Una de las características que no me agradan en Yago es que impone su ley a la hora de discutir. Puede perfectamente iniciar una discusión y a la primera respuesta, en cuanto su interlocutor le planta cara, terminar de forma cortante y desagradable con el tema. Diría que es mejor tenerle de cara que atravesado, porque entonces se convierte en arisco y desagradable quien de normal es muy tratable. Esto es así, entre otras cosas, porque él mismo reconoce haberse propuesto tener siempre buena relación con todos para evitar ser nominado.

"Les sonreiré incluso, y así creerán que me caen bien", llegaba a decir en una visita al confesionario. Pero no fue exactamente así. Tampoco es cierto algo dicho más recientemente: "Me he pasado todo el concurso engañando a todos". Sabido es que se puede engañar a todo el mundo algún tiempo, o bien a algunos durante todo el tiempo, pero es imposible engañar a todos durante todo el tiempo. Parafrasear esta sentencia de Lincoln equivale siempre a proporcionarse argumentos incuestionables, los que más me han gustado desde siempre.

En todo caso, ambos propósitos de Yago no son más que una mera ilusión, no sobrepasando la categoría de intento. Ni sonrió siempre a todos pasara lo que pasara, ni ha engañado siempre a sus compañeros. Yago también se ha movido por impulsos, empatizando con algunos de sus compañeros más que otros. Solo que lo hizo con esa apariencia de hombre de hielo, quebrada solamente cuando algo le ha afectado personalmente, poniendo en tela de juicio su integridad personal y la nobleza de sus actos. En algunos casos de forma caprichosa.

Y ahí vamos a aquello que sin ser lo más importante ha sido adoptado por los defensores de Laura (numerosos e incansables) como el objetivo de sus críticas al gallego. La propia Laura dudó de su comportamiento, acusándole de haber intentado separar a la pareja, pero en realidad no era más que una caprichosa especulación por parte de la parleña, apoyándose en lo aislados que habían preferido estar esa semana Yago y Marcelo.

No existió ningún intento de Yago por separar a la pareja, algo que se ha vuelto a decir esta semana a raíz de la última (por ahora) discusión de estos. En los tiempos que corren la verdad es subversiva y los hechos siguen siendo tan tozudos como siempre. El pasado lunes, el propio Yago desmintió con sus actos esta nueva intoxicación malintencionada. Sendas conversaciones con Laura y Marcelo venían a dar una lección de sensatez, como decía ayer shanebattier en nuestros comentarios.

Gastó su tiempo inútilmente para decirle primero a Laura que faltando al respeto a su pareja jamás llegará a ningún lado, ya sea en esa casa o una vez se encuentren fuera. Diría yo más, se trate de Marcelo o de quien sea. También le volvió a recordar la acusación ya comentada, por la que ella ya le pidió perdón y parece que solo recibió una indulgencia pasajera. Yago es de los que perdonan pero no olvidan, incluso a veces ni siquiera perdonan aunque así lo parezca.

Pero más significativa fue su conversación posterior con Marcelo, en respuesta a las peticiones de este. Con buen juicio, aseguró a su colega que no podía aconsejarle sobre un tema tan delicado como ese, entre otras cosas porque él mismo vive una situación parecida con su pareja de fuera, esa chica tan 'clon' suyo que empezó a aparecer en las galas hace pocas semanas, surgiendo de la nada y en categoría de novia, sin el prefijo ex.

Contaba Yago que cuando está bien con su novia es genial, pero tras una discusión en la que uno de ellos (o los dos) falta el respeto al otro se siente mal, textualmente "echo una mierda". Aún así se lanzó con su consejo. Es muy difícil resistirse a la tentación de dar consejos, lo cual es gratis siempre. En este caso un consejo sensato y bienintencionado, ya que le recomendó pensar mejor las cosas, además de hablar con Laura antes de tomar decisiones. Siendo tan bonito lo que han tenido los dos (según Yago) merece la pena por lo menos charlar y valorar tranquilamente de forma posterior los pasos a tomar para bien de los dos.

Ese es el Yago que solo piensa en el juego, el estratega, un concursante interesado exclusivamente en llevarse el maletín. Pero mi sensación es totalmente contraria, puesto que pocas veces he conocido a alguien tan aparentemente poco preocupado por el premio. Todos lo ansían, entre otras cosas porque es la recompensa a su prolongado encierro y a nadie le amarga un dulce. Pero en él siempre vi a alguien que parecía como si no necesitara el premio, aunque esto es pura conjetura por mi parte. Lo cierto es que muchas veces me dio esa impresión, tal vez porque hubiera esperado actitudes bien distintas.

Por ejemplo, no habría dejado de hablar nunca a Rubén tras el punto que le dio en el templo maldito. Tampoco le hubiéramos visto poniendo a Marcelo frente a su propia realidad y la incongruencia que supone alternar discusiones fuertemente insultantes con actos amorosos tan delicados como el puzle de San Valentín. En conclusión, lo de engañar y poner buena cara permanentemente a todos sus compañeros no forma parte de una realidad sino más bien de un propósito, incluso una imagen que el concursante quiere transmitir de sí mismo.

Aun cuando hubiera sido como él dice, tuvo el acierto de compartir casi siempre su supuesta estrategia con nosotros, maltratada audiencia a quien casi nadie hace caso. Así fue, además, por iniciativa propia, no siguiendo indicaciones del 'súper' como se vio en las explicaciones dadas por Laura este domingo tras encularse en tablas y desdecirse de lo dicho sobre sus intenciones de marcharse del programa por voluntad propia. Parecía que estaba buscando la aprobación del profesor tras su speech.

A su regreso en calidad de repescado, Yago tomó una actitud más conciliadora, posiblemente tras analizar su paso anterior por el concurso y darse cuenta de que le había perjudicado limitar sus relaciones personales en la casa, cerrándose con un grupo reducido de concursantes (Chari, Rubén, Marta y algún que otro agregado). Se trataba de una cerrazón incluso física, con los concursantes mencionados sin salir apenas de la suite más de lo estrictamente imprescindible.

El análisis de su primer paso por la casa sospecho que arrojó algunas otras conclusiones. Posiblemente la principal fue que si algo le había hecho triunfar esto debía ser su sentido del humor, una vez superada la fase primera (aquella de los 'Dos tontos muy tontos'), ya tratada al principio de este escrito. Por eso ha sido especialmente agradable verle tras la repesca, aportando pizcas impagables de buen humor. Tampoco es un mago de la risa, pero suficiente para contentar a quienes pasamos mucho tiempo vigilando lo que pasa en esa casa, especialmente en contraste con el resto de concursantes.

A este gato, por encima de todo lo dicho, le gustaron otras cosas en Yago, a buen seguro menos vistosas y evidentes. A mis ojos se trata de un concursante poco protestón, introspectivo, tímido protagonista a su pesar, distante y despreocupado. No levanta nunca la voz y le cuesta un triunfo expresar públicamente su emotividad. Sobre esto me parece aún mucho más interesante que haya sido incapaz de manejar esa emotividad como un elemento más del juego. Puede parecer algo baladí, pero a mi gusto le retrata como un tipo honesto, que no es poco.

Por eso, puedo y debo añadir algo a lo dicho el día después de la expulsión de este Yago que terminará su aventura el último día y tras haber sido expulsado una sola vez (a diferencia de Rubén). Pido perdón por autocitarme, pero necesito reflejar algo que escribí entonces:

No quito palabra pero sí necesito añadirla, como digo. Ahora que es finalista y, de nuevo, muchos sabemos que no terminará como ganador este programa, he de decir que no solamente es demasiado astuto, pérfido, hiriente o guapo... también es demasiado honesto. Y es que Yago es demasiado. Too much. Es lo que hay.

Por ciertos

Debo rectificar algo que afirmé ayer. No es falso lo dicho por Marcelo sobre que Laura había hablado mal de Marta. Está magnificado hasta lo absurdo, pero ciertamente no le había gustado que la gallega prefiriese a Dámaso en lugar de a su novio en la final. La culpa es en parte de unas palabras desafortunadas en las que Marta le decía a Marcelo que seguía siendo "de los míos". Por la boca muere el pez, y a ella siempre le ha gustado quedar bien con todos. Es muy del rollo 'amigos para siempre', lo cual esta vez le pasó factura poniendo al descubierto su falsedad. Ahora bien, exagera al decir "no la soportas", lo cual sí parece incierto.

Como haremos en todos nuestros perfiles, la caricatura de hoy está rescatada de la publicada en su día, obra de Javier B.V.

El Gato responde

Publicado por: asigley | 22.02.2011 a las 09.51 - Gato, parece ser que últimamente tu objetividad al comentar el concurso no está fina, pero tu has llegado a pensar una final con esos a los que tu tanto apoyas??? Dámaso rezando y poniendo esos gestos de “gata loca” que no se los cree ni el, Lydia tocándose el pelo y mirándose al espejo constantemente (...)

Acabáramos. Ahora resulta que apoyo a Dámaso. Esto ya es lo último. Los comentarios homófobos podías hacer el favor de ahorrártelos. Gracias. Sobre mi objetividad, llevo ocho o nueve años declarando públicamente y sin ambages que soy subjetivo. Al carajo la objetividad, invitada no deseada en un blog de opinión, como es este.