Por Ruth Méndez
Desde hace unas cuantos títulos, sospecho que como director Clint juega sucio. Y después de ver Más allá de la vida, ya no me cabe ninguna dudaMás allá de la vida, . Las aventuras del hombre que habla con muertos están exquisitamente rodadas (el arranque de la peli es realmente bueno) y los actores (sobre todo Dammon) perfectamente adiestrados para hacer creíble lo increíble. Lo que ocurre es que la presunta sobriedad que en sus otras películas amortigua los momentos sensibleros (en Invictus la escena celda, en Million Dollar Baby la escena mi amor, mi sangre ...) aquí no le funciona. Esta vez, nada disfraza las situaciones ñoñas y conservadoras, las casualidades absurdas. Esta vez, el tío Clint te hace llorar pero te da tiempo de sobra para sacar el pañuelo, la lágrima no te pilla por sorpresa... Su Magnum 44 ya no es tan rápida y cualquier espectador, aún queriendo caer en ellas, es capaz de descubrir sus trampas. Eastwood siempre me ha parecido un magnífico contador de historias pero de historias, al fin y al cabo, de telefilm. Sé que meterse con él tiene un precio. Me arriesgaré a que sus infinitos seguidores me acribillen a balazos. Más allá de la vida es tramposa pero recomendable, para pasar un buen rato. Es perfecta para aquellos tipos duros que sólo le piden a Eastwood una cosa: ¡Anda, alégrame el día!
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