Por Ruth Méndez
Alérgica confesa a los musicales, cuando vi el Rey León me sentí como Pretty Woman en la ópera. A la pregunta: ¿qué le pareció el espectáculo querida?... Habría contestado, sin dudarlo, lo mismito (vulgaridad incluída) que el personaje de Julia Roberts en la célebre película. Vamos, que el musical del Rey Léon me embriaga. El arranque es salvaje, uno siente que está en plena jungla. Los ritmos africanos se confunden con el rugido de los aplausos del público. Y a partir de ahí una maquinaria perfectamente engrasada, un casting espectacular, un chute de imaginación y talento te hacen llorar, reír y lo que es más difícil en estos tiempos soñar...
Y si lo que se ve sobre el escenario es así no os digo nada de lo que se esconde detrás. Pocos pueden presumir de ir de safari con el Rey, con el Rey león claro. Nosotros sí, nos hemos colado entre bambalinas en compañía de Carlos Rivera, el protagonista del musical. Durante la función está prohibido grabar en el backstage, como es normal quieren proteger la magia. Nos hemos conformado con pasear por la selva antes justo de levantarse el telón. Y merece la pena. Os dejo el vídeo Hakunamatata.