Si tienes que pasar unos días en Palma o estás planeando un viaje a la isla, una de las paradas obligatorias es el Hotel Convent de la Missió. Este hotel boutique de cinco estrellas era un monasterio creado el en siglo XVII en una tranquila calle del barrio histórico de Palma. Renovado recientemente, ofrece un cálido ambiente que te hace sentir como en casa, quizá parte de ello es la amabilidad de sus empleados, siempre atentos y con una sonrisa en la boca, algo que siempre es de agradecer.
Viviendo en Los Ángeles, estos hoteles con encanto e historia me vuelven loca (en el buen sentido), en la ciudad del oropel todo es de plastiquete y relativamente nuevo por lo que edificios con años a sus espaldas es algo que echo de menos. Es tener la capacidad de volver al pasado sintiendo esos siglos de historia entrelazados entre los muros, eso si, con todas la ventajas de un hotel del lujo con piscina incluida en el tejado, que además te permite tener unas maravillosas vistas a la ciudad.
El hotel tiene 27 habitaciones muy espaciosas con una decoración minimalista con paredes blancas y madera en tono claro, lo que da una gran sensación de limpieza y luminosidad.
Mi experiencia no pudo ser mejor, el restaurante Marc Fosh, a tener en cuenta que es el único chef británico en la isla con una estrella Michelin, es un auténtico festival de sabores y texturas para las papilas gustativas, con el maridaje la experiencia te lleva ya a un nivel que no tengo palabras que hagan justicia a las sensaciones. Sin duda prueba el menú degustación.
El hotel sin duda tiene personalidad y cabe destacar su Art Bar con techos abovedados, un lugar recogido y plagado de arte donde en una pared podemos ver con grandes letras de madera un poema de Jaume Galvés y unas lámparas en vidrio de diferentes colores simulando una especie de constelación que provoca que cada cliente se pare a mirarlo anonadado.
Pero sin duda, lo mejor del bar es su barman William, un cubano afincado en España hace ya muchos años que elabora unos cócteles con una elegancia al más estilo Rat Pack.
El hotel Fonsanta está situado al sureste de la isla, la única zona de Mallorca donde existen aguas termales. Rodeado de un espacio natural idílico entre la playa de Es Trenc y Es Salobrar de Campos. Si lo que buscas es relajarte y estar en un ambiente tranquilo, Fonsanta es sin duda una de las mejores opciones de la isla balear.
Lo que más me gusta de este hotel, es la preocupación que tienen por la sostenibilidad, respetando el entorno y siendo conscientes que sólo tenemos un planeta y hay que cuidarlo. Tienen instalada una depuradora de oxidación total, la cuál permite limpiar el agua utilizada, antes de verterla de nuevo para no afectar el espacio natural que rodea al hotel.
Utilizan productos en su restaurante con proveedores locales y los tratamientos de su spa son 100% ecológicos. Si tienes la oportunidad hazte un masaje en el spa con aceite producido por ellos, totalmente recomendable.
Alojarse en Fonsanta es todo un placer, teniendo en cuenta que la mayoría de los hoteles no parecen estar ni de lejos comprometidos con el medio ambiente, haberme quedado en Fonsanta me hace sentir bien sabiendo que aportan su grano de arena a la sostenibilidad.
Es un verdadero oasis con dos piscinas y varios jacuzzis en medio del campo, con una vegetación maravillosa que te transporta inmediatamente al paraíso.