Mi Limón, Mi Limonero.... Congelado Me Gusta más

Rosa Gamazo 26/04/2014 00:00

Desde siempre he sido una gran fan del limón. De pequeña y aún a día de hoy no me puedo tomar una paella por buena que esté sin echarle unas gotitas de este elixir cítrico (se qué algunos están echando chiribitas por los ojos a leer esto). No sólo tiene un aroma embriagador sino que su sabor, a mi modo de ver ensalza prácticamente cualquier alimento (bueno se que estoy exagerando un poco pero al ser mi blog me lo puedo permitir).

Lo mejor de todo es que en ocasiones pensé que abusar de esta fruta a lo mejor no era conveniente. Yo sin mi limón no iba a ningún sitio. Pues para mi sorpresa (me tendríais que ver la cara que puse cuando me enteré) no sólo no es malo abusar de ella sino que encima tiene unas propiedades supercalifragilísticas. Es digestivo y purificador de la sangre, obviamente tiene una gran cantidad de vitamina C, por eso cuando los marineros hacían esos largos viajes allende los mares iban siempre cargados de limones (igualitos que yo) para combatir el escorbuto que surge a consecuencia de la falta de vitamina C. Además es una fruta alcalina (no ácida como se podría pensar), todos deberíamos saber ya a estas alturas de la película los beneficios de llevar una dieta rica en alimentos alcalinos.

Lo que me ha dejado totalmente ojiplática es que ahora recomiendan el uso del limón congelado. Pues eso, pones un limón en el congelador y cuando vayas a comerte tu plato favorito lo sacas y con un rallador echas una virutillas. ¿Qué para qué hacer esta tontería? Pues porque además de añadir un aroma y fragancia sutil pero sofisticada a lo que comes tiene unos beneficios alucinantes (que no alucinógenos, qué para eso ya existen otras cosas). La piel del limón contiene de cinco a diez veces más vitaminas que sólo el zumo pero lo que es muy interesante es que al parecer tiene un efecto para deshacerse de ciertas células cancerígenas. Ahora más me nunca mi limón viene conmigo allá donde vaya.