La fuerza de la vida

telecinco.es 07/05/2010 19:46

Hace un año os hablé de la tristeza que muchos sentimos cuando supimos que el roble centenario de Raventós Blanc, en San Sadurní, se había caído.

Casi 500 años viendo pasar primaveras se venían abajo, se desgarraban y hacían temer que la historia se había terminado. Hoy os reproduzco una foto que es el mejor ejemplo de la esperanza. Los brotes tiernos se reparten por aquellas ramas cansadas y el árbol retoña, quiere vivir. Estoy muy contenta; me gustan los árboles y me apasionan especialmente los árboles singulares, los que guardan en su alma el paso de mucho tiempo.

Como comprenderéis la metáfora sale sola: esas hojitas nuevas, esos tallos altaneros gritan que nunca hay que dar nada por perdido.

Precisamente hoy, además, hemos sabido que la economía de nuestro país ha salido de la recesión, ha empezado lentamente a crecer. Es tan importante esa noticia, era tan esperada, que no me resisto a unirla a la nueva primavera de ese roble rebelde.

Cuando cayó, todos se asustaron. Cuando cayó llegaron al lugar muchos sabios, gentes de instituciones y organismos que querían poner remedio al desastre; cada uno tenía el suyo. Cuando cayó casi nadie apostó porque el árbol, con los cuidados precisos que no necesariamente iban a ser espectaculares, volvería a la vida.

En aquellos días, lo sé de primera mano, lo decisivo fue discutir lo justo, unirse en las soluciones y remar todos en la misma dirección. Nadie le echó la culpa a nadie. El Roble majestuoso, ha respondido, ha vuelto a la vida.

Nunca he logrado entender a esas personas que desde la orilla del camino aconsejan a los que se han remangado ante un problema qué deben hacer, cómo deben actuar sin comprometerse nunca, sin arriesgarse nunca.

No logro entender que se definan como patriotas aquellos que, en el secreto de sus cabezas, desean que las cosas les salgan mal a nuestro gobierno, el nuestro, el que nos hemos dado, sea el que sea. No puedo aceptarlo porque me parece que es sencillamente contradictorio.

Patriota es, para mí, una palabra fea, sinceramente; una palabra contaminada por el poder mal utilizado, abusivo. Una palabra que ha derramado mucha sangre y ha hecho confundir muchos sentimientos.

Nunca me he sentido patriota pero si algún sentido puedo verle a esa palabra es que cuando llegan los malos momentos, cuando nos come la crisis y caen tan cerca de cada uno empresas y trabajos, olvidemos recelos, huyamos de peleas, busquemos la fuerza apretando los dientes y tratemos de ayudar: ese patriotismo es el que yo acepto, ese sí. Pero la historia suele hablarnos de otros patriotas y es a esos a los que me gustaría ver ahora defenderse de las aves carroñeras de Wall Street. Defenderse de esos grupos poderosos que no buscan soluciones para todos, sólo quieren las suyas. Tratar de encontrar soluciones donde no hay más que malos augurios debe ser muy desesperante. Esos patriotas no nos interesan.

Los que sí necesitamos urgentemente son los que frente al roble caído, se juntaron, se pusieron de acuerdo, hicieron lo que en sus manos estaba y trabajaron duro. A esos la llegada de la primavera les ha regalado hojas nuevas, hojas que permiten soñar con que de ese árbol centenario y bellísimo, saldrán muchos nuevos que formarán un ejército de robles que dará sombra y cobijo muchos cientos de años más.

Desde este rincón chiquito de la web de Telecinco mando mi felicitación a todos los que lo han hecho posible; mando un abrazo grande como el propio roble a toda la familia Raventós Blanc.

P.D. Jamás pensé que la maravillosa foto que ayer colgué en este blog iba a provocar tantos desatinos. Jamás se me pasó por la cabeza que revolvería tantas tripas y haría decir tantas insensateces. Tan sólo pretendía, como muchos habéis entendido, hablar de su belleza, de lo que esa imagen me provocaba.

Lo que está claro es que si ha dado la vuelta al mundo, como acabo de leer, y ha sido el objeto más buscado en Internet en las últimas 48 horas, es que no andaba desencaminada. A mi me hizo bien verla, me gustó y quise compartirla. No había más intención que esa y una mijita de sentido del humor