Conversaciones recurrentes

telecinco.es 06/05/2010 22:19

Aquí el día comienza muy pronto. A eso de las 05.00 el sol empieza a salir. A las 5.30 ya es completamente de día. A las 06.00 hay una iluminación en mi habitación que ni en el plató de Jesús Vázquez. Y a las 06.07 suelo perder la batalla contra el sol y acepto que en Big Corn Island es él quien decide a qué hora me levanto. Claro que esta hora de despertarse, impensable en la Península Ibérica, se hace más llevadera cuando sabes que lo primero que vas a ver por la ventana, es esto:

Si me dicen en Madrid que tengo que entrar a trabajar a las siete de la mañana, me sentiría la persona más desgraciada del universo. Aquí, junto al mar Caribe y entre palmeras, es un gusto. Casi tanto como los pancakes para el desayuno a los que estoy enganchado. Tortitas gordotas con sirope de arce y mantequilla. Porque seré el Superviviente 19, pero yo, como todo el equipo, tengo comida, techo y cama garantizados. Al cocinero que nos prepara los pancakes en uno de los hoteles que tenemos como base de trabajo le salen riquísimos. También pone siempre un buen plato de arroz con frijoles. Será muy nicaragüense pero, por lo que he podido observar, son pocos los miembros del equipo que se animan a empezar el día con semejante atracón. Los que sí que vuelan son los zumos. Papaya, mango y piña: recién triturados, frescos y llenos de hielo hasta arriba.

Una conversación que se repite mucho entre nosotros estos primeros días comienza con la pregunta: “¿harán los hielos con agua purificada?”. Y es que aquí, beber agua del grifo, como que no. Sólo la bebemos embotellada. Al menos hasta donde lo podemos controlar. Y los hielos pertenecen a ese universo que escapa a nuestro control (como cuando metes calcetines en la lavadora, que nunca sabes si los volverás a ver). El equipo se divide entre quienes extreman las precauciones y no beben nada con hielo, y quienes opinan que tampoco hay que exagerar. Yo pertenezco al segundo grupo. Al del relax. Al de beber un buen zumo con hielo hasta arriba si hace falta. Al de dormir con la ventana abierta para disfrutar el sonido del mar aunque te levantes con una docena de picaduras de mosquito. Y al de entablar amistad con las lagartijas blancas que pueblan nuestros techos y paredes.

Eso sí, con lo que no se puede jugar es con el Factor de Protección Solar. Hay que ponerse crema. Y mucha. Que si amanece a las 05.00, a las 10.00 el sol pega más que el Super Glue. El tema del factor solar también es recurrente, y siempre acaba en discusión matemática. “¿Cuánto te pones?”, pregunta uno. “Yo 50”, contesta otro, “que significa que me llegan el 50% de los rayos UVA”. No hace falta más. El debate está servido. Por una parte están quienes aseguran que el factor solar indica el porcentaje de sol que llega hasta tu piel: si usas un 50, te llega la mitad. Si usas un 10, te llega el 90%. Luego están los que aseguran que ese numerito de la Nivea indica el tiempo de más que puedes estar al sol. “Si yo me pongo un 15, puedo estar al sol 15 veces más tiempo que tú”. Ya, como David el Gnomo. Lo más disparatado que he escuchado estos días ha sido alguien que creía que el FPS era más o menos el número de minutos que había que esperar entre aplicación y aplicación. “Por eso la crema del 10, que protege menos, te la tienes que poner cada diez minutos”, aseguraba. Pero mi duda favorita es esta grandísima incógnita matemática: si se mezclan cremas del factor 30 y factor 10, ¿se obtiene una del factor 20 o del factor 40? Que conste que yo tampoco tengo ni idea de lo que significa el factor de protección, pero sí tengo claro que el 50 protege mogollón y por eso es el que me pongo estos días.

Y no, en contra de lo que parece por este post, no nos pasamos el día comiendo, bebiendo y tomando el sol. Mientras escribo esto, faltan poquísimas horas para el estreno de esta nueva edición. Uno de los redactores del programa me ha contado hoy que el formato de este reality es incluso más veterano que el de Gran Hermano. La primera edición de un ‘Supervivientes’ fue en 1997 en Suecia, dos años antes que el primer Big Brother holandés. Los ensayos han conseguido que echemos a rodar y está todo más que preparado para que todo salga perfecto. Ya conocéis a los diez famosos y a los ocho anónimos. Supongo que, como yo, seréis conscientes de la que se puede montar teniendo a Rafa Mora, Bea la Legionaria y La Trapote (por mencionar a tres grandes caracteres) juntos en un cayo del tamaño de una lenteja. ¡Que empiece ya!

Próximamente en el blog: telefonía móvil en Corn Islands, reguetón, las mejores playas de la isla, la conexión a internet…