Se nos cae un mito, el de la mafia italiana implacable y sanguinaria. Lo saben los del grupo de delitos económicos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Los guardias lo saben porque a éstas horas ya han detenido en varios puntos de España a más de 68 mafiosos de La Camorra napolitana. ¿Acusados de crímenes horrendos? NO. ¿tráfico de drogas o armas? NO. ¿trata de blancas, al menos?. Pues no. Los guardias han detenido a los camorristas por vender a domicilio productos falsificados, con el mismo modus operandi que en su día practicaban señoras de mediana edad intentando vendernos un champú suavizante de AVON. Es decir, los mafiosos más temidos aporreaban las puertas de las casas de media España para colocarnos una mini-aspiradora, unas camisetas de oferta, o una sierra mecánica. Lo hacían armados con catálogos específicos de cada marca. Y podías negarte a adquirir el producto sin recibir un balazo en la pierna, unos zapatos de cemento o sin que te metieran entre las sábanas la cabeza sangrante de tu mascota preferida.
Las cosas ya no son lo que eran, al menos en apariencia, porque un buen día los mafiosos se dieron cuenta de que por cada contenedor de producto falsificado que trajeran hasta España sacarían 1'5 millones de beneficio. Primero mandaban a China los planos para que fabricaran la copia ( 15 euros una sierra mecánica ), luego los recibían en España y le estampaban el logotipo de la marca original, después se repartían España en zonas de trabajo y por último, cada jefe asignaba a veinte mafiosos camorristas recien llegados de Italia la tarea de vender el producto puerta por puerta ( a 400 euros la moto sierra frente a los 600 que cuesta en comercios). La organización les pagaba el hotel y el coche de alquiler. Así que ya sabe, si a su puerta llega un sujeto italiano en edad de merecer, de amplia sonrisa y maneras un tanto patibularias, se trata de uno más de los que forman el último eslabón de la cadena mafiosa en Nápoles. Un jóven delincuente con antecedentes por robo o tráfico de drogas, que le está estafando intentanto venderle una mini-aspiradora de marca que no lo es. La única condición que marcaban a los clientes es el pago en metálico sin facturas ni ivas. Todo ese dinero de la venta iba a parar a la caja común. Les calculan beneficios de 14 millones de euros. Los mafiosos lo blanqueaban a traves de una veintena de empresas pantalla y de paso estafaban a la hacienda española con facturas falsas que les permitían la devolución de cantidades astronómicas en concepto de IVA. Por cierto, que todo ésto no hubieran podido hacerlo sin que dos empresas españolas, una de Málaga y otra de Sevilla, les falsificaran los logotipos falsos. Mejor no preguntar, debieron pensar.
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Un negocio ingenioso, fácil y... mafioso. En eso, por ésta vez, voy a coincidir con mi compañera Malena. La mercancía se entregaba a los vendedores a cuenta, y si no la vendían, la organización les cobraba a sus familias en Nápoles, y si no pagaban allí...Pues eso, que la mafia sigue siendo la mafia. Su objetivo siempre fue ganar dinero bordeando la legalidad, y siguen haciéndolo. El mito no desaparece, se transforma. Sólo que los guardias de delitos económicos de la UCO le han pegado un buen "zapatazo" ( argot policial ) a los mafiosos, han desarticulado la base de operaciones de Europa que tenían en España, y han emitido órdenes internacionales de búsqueda para otros sesenta más que se encuentran en países vecinos. Por cierto, la operación la han bautizado como "LeatherFace", ya saben, el personaje principal de la película "La Matanza de Texas". Un sujeto que vestido con pieles humanas se dedicaba a trocear a jovencitos incautos con una motosierra como las que vendían los mafiosos. Y es que la guardia civil mantiene el mismo color de uniforme y el mismo sombrero, pero por sus venas corre sangre jóven y cinéfila.
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