Los consejeros, el juez y los cinco atracadores

telecinco.es 31/03/2011 19:00

Le llamaron "operación cornisa" y la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil la arrancó hace doce meses. Una banda de atracadores disfrazados arrasaba los bancos de la cornisa cantábrica. Los guardias del grupo de delincuencia organizada intervinieron teléfonos de sospechosos, incluso contactaron en Cantabria con la policía nacional que tenía algunos atracos en su territorio. La Udev de la Comisaría Central también estaba detrás de ellos. "Bravo", uno de los principales atracadores, había sorteado el cerco policial y los agentes sabían que existía pero no quién era. Eso hasta que el 25 de octubre de 2010 "Bravo" disparó a Estela Calduch, la cajera del banco de Cambrils.

Desde ese día todos los cuerpos policiales que tenían asaltos de la banda en su jurisdicción crearon un grupo conjunto de trabajo... Por primera vez Ertzaintza, Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil compartían investigación. Todos aportaron sus fotogramas de las cámaras de seguridad de los bancos, sus teléfonos intervenidos. Todo parecía idílico. Así le pusieron nombre a "Bravo" que se llamaba Manuel Amancio, y tenían a su jefe, Jhonny...La desarticulación de la banda más prolífica de atracadores se acercaba mientras los miembros de los cuatro cuerpos policiales se miraban de reojo, inquietos por si alguno rompía el pacto en el ultimo momento y "vendía" el éxito de la operación como propio para apuntarse una medalla.

Tan concentrados estaban en su trabajo que se olvidaron de la tercera pata del banco: los políticos. Un Delegado del Gobierno, un Consejero de Interior de una Comunidad Autónoma, se dedicaron a convocar una rueda de prensa antes de que se hubieran producido esas detenciones. Y, desconcertados, dos altos cargos del Gobierno de España que, lógicamente, creían que debían ser ellos los que dieran felicitaciones a los cuatro cuerpos policiales claudicaron quien sabe por qué. Como era de esperar el revuelo desató las filtraciones a la prensa y el día anterior a las detenciones las cámaras de televisión estaban preparadas.

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Los periodistas rigurosos esperaron para contar. Y protegimos tanto la información que yo tapaba mis papeles y mi pantalla del ordenador cada vez que mi compañero y amigo Ángel se acercaba a mis mesa. Imaginad que situación tan extraña cuando nuestras mesas están a 10 metros (ya sabéis que Cuatro y Telecinco estamos en el mismo edificio). Al día siguiente yo me lleve la bronca de Ángel y cuando le llamé a las siete de la mañana para avisarle me éspetó "ya lo he escuchado en la radio" y yo le dije " si claro, también lo hemos contado en el informativo matinal, mírate la web....." . Bueno, líos nuestros aparte el caso es que contamos cuando ya todo habían salido aparentemente bien.

Pero el juez de Reus que lleva el caso se enfureció al ver las noticias con imágenes de las detenciones en directo y, en algunos casos, con detalles precisos de la operación. No fueron los únicos, La Ertzaintza lanzó imágenes de la operación con su logotipo (con mosca en argot periodístico) violando el pacto policial que había previsto quitar los logos de todos para evitar roces. Curiosamente el juez, en vez de descargar su ira contra los políticos que protagonizaron las ruedas de prensa en el País Vaco y en Cataluña, volvió la vista hacía los investigadores , señalándoles como si fueran los responsables de las filtraciones a la prensa. Ellos se defendieron, con toda razón le sugirieron al juez que repasara los hechos. Tuvieron que darle mucho cariño para amortiguar la furia del magistrado que les dió una oportunidad: "Os espero en mi despacho": Y hasta Reus han llegado los cuatro instructores con sus secretarios pero, curiosamente, el juez no ha tenido tiempo de recibirles.

Mientras, Bravo, cocinero especialista en hamburguesas (dicen que hacía las más populares de Bilbao), Jhonny, policía o confidente para sus vecinos que especulaban con su misteriosa profesión, y el resto de la banda de atracadores esperan que su doble vida y sus disfraces les sirvan para esquivar la cárcel. Nosotros confiamos en que una investigación tan minuciosa en la que cuatro cuerpos policiales se han empeñado tanto, tenga los frutos que merece, y el juez le dedique todo su cariño.