La estafa del cachorro húngaro

telecinco.es 27/05/2011 16:49

¿Acabas de comprar un bonito cachorro en una tienda de mascotas y tu animal está enfermo? ¿cuando fuiste a quejarte te lo cambiaban por otro sin rechistar?¿cuando, receloso, fuiste a comprobar la documentación del animal, el SEPRONA de la Guardia Civil te advirtió que era falsa?...No hay duda. Tu mascota viene de Hungría, concretamente de los alrededores de Budapest, donde proliferan los criaderos ilegales que te venden un cachorro como si fuera un kilo de cocaína. Sin documentación del animal, sin recibo de pago, sin testigos. El comprador, español, tampoco quiere saber más.

El comprador es un traficante de perros que hace el mismo viaje Madrid-Budapest-Madrid cada 4 meses, por cada perro paga 60 euros y luego lo vende en España por 100. En cada viaje el traficante ( o traficantes, porque son pareja) carga en su furgoneta o camión un centenar de perros de raza ( presuntamente ) desnutridos, enfermos y débiles y enfila la carretera que le lleva hasta España. Sin un sólo problema porque ésta es la Europa sin fronteras. Un negocio redondo, las únicas pérdidas son los cachorrillos que desatendidos mueren durante el viaje. Ocurre que ésta vez ha sido el último alijo en una buena temporada.

Un equipo del SEPRONA de la Comandancia de Madrid esperaba a los traficantes cámara en ristre. Los guardias civiles grabaron desde su apostadero la llegada de la furgoneta y como el jefe ( en las imágenes con pelo rubio ) descarga los perros con la ayuda de una de sus empleadas. La escena resulta familiar a los guardias porque los traficantes son los mismos que detuvieron hace un puñado de años. Los cabecillas de toda la red de importación ilegal de mascotas son una pareja dueña de dos tiendas de mascotas en el barrio de Moratalaz y el centro de Madrid. Ellos traen los perros y los almacenan hacinados en su domicilio ( por supuesto sin permiso de núcleo zoológico ) y una veterinaria contratada al efecto proporciona a los perros húngaros cartillas sanitarias de la Comunidad de Madrid con un par de sellos falsificados. Listo.

Los cuatro empleados y empleadas de las tiendas ( también detenidas ) se ocuparán del "seguimiento" de los perros "hispano-húngaros". Ellas se hacen pasar por veterinarias, sin serlo, hasta el punto de atreverse a inyectar medicamentos a los pobres animales. Si mueren demasiado pronto, se lo cambiarán al comprador, evitando así que el asunto salga a la luz. La Guardia Civil les echó el guante a los siete ( los dueños, la veterinaria, las cuatro empleadas...) pero a ellos no pareció importarles demasiado. Tanto esfuerzo de Amnistía Animal ( informando al SEPRONA ), del SEPRONA, y de los equipos de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid no va servir de mucho. Ya les detuvieron por lo mismo hace unos años y habían vuelto a las andadas.

Ahora los traficantes lo niegan todo. Les caerá una buena multa de la Comunidad de Madrid, pero el juzgado de Plaza de Castilla que lleva el caso por estafa, intrusismo y falsificación, ni siquiera se ha molestado en clausurar las tiendas. Los establecimientos siguen abiertos, y los traficantes siguen practicando "la estafa del cachorro húngaro" hasta el día que se celebre el juicio ( un año o más).