La ruta con aroma a café

telecinco.es 23/06/2012 06:04

El campamento se levanta a ritmo de dulzaina y tambor para comenzar un nuevo día en el corazón del departamento de Quindío, en pleno triángulo cafetero. Amanece sobre las montañas que nos rodean y un lago humeante nos inspira historias misteriosas mientras desayunamos.

Aún tenemos en la memoria la historia de Efrain y María que hemos descubierto en la hacienda El Paraíso. En esta vivienda de la época colonial se desarrolla la historia que inspiró el libro de Jorge Isaacs, ‘María. Por unos instantes la Ruta Quetzal BBVA se impregna de romanticismo para conocer la historia de estos dos primos hermanos que vivieron su trágica historia de amor en este lugar. Las instancias de la casa nos cuentan el amor apasionado que vivieron sobre el año 1850 los protagonistas de la novela.

Los guías nos enseñan el rosal de donde todas las mañanas María cogía una flor para depositarla en el aposento de Efrain, en la habitación de ella contemplamos el mapamundi donde cada día medía la distancia entre Colombia y Londres, a donde tuvo que partir su enamorado en el año 1856 y en el salón admiramos el reloj que marca la hora exacta donde es historia de amor se convierte en tragedia.

Al partir Efrain a Londres, Maria enferma de pena por la distancia con su amor, al que nunca volverá a ver. Efrain regresa a Colombia y llega 3 días después de que su amada muerta de nostalgia.

Con el recuerdo de la trágica historia de Efrain y María, la ruta sigue sus pasos por el triángulo cafetero. La jornada nos da la oportunidad de descubrir el duro trabajo y el delicado proceso que hay detrás de cada taza de café colombiano que desfrutamos en casa. Los ruteros han podido cosechar los granos del café como hacen cada día los recolectores de la finca El Agrado, en el municipio de Montenegro. Los trabajadores recolectan durante 8 y 10 horas diarias para recoger unos 100 kilos de grano. En esta visita conocemos el proceso de selección minucioso para descartar los que no valen y descubrimos cómo se realiza la transformación de cada grano en el café que tomamos, un trabajo artesanal que mantiene a 560.000 familias en el país.

El día termina con una gran fiesta en el Parque Nacional del café. Ruteros, monitores, organización, periodistas… todos nos unimos como una gran familia que ya somos, tras solo tres jornadas de convivencia, bailando salsa y disfrutando de una actuación de danzas típicas colombianas que nos dejan con las pilas cargadas y con el aroma especial que deja el café solo cuando se ha tostado.