"Pensé que no me hacía falta, pero cuando tu hija te dice que quiere que cambies…", ha dicho entre lágrimas Verónica mientras pedía el cambio. Tatuadora y dueña de un sex shop en su pueblo, ha convencido a los estilistas, que quieren que su hija siga viendo a su madre como una "pintas", pero que esté cómoda con una nueva imagen. Natalia, la favorita de su hija, ha sido quien ha ganado en los alegatos.