Las jugadoras del equipo femenino de baloncesto de Cunit cenaban plácidamente en un restaurante del pueblo sin imaginarse que en el polideportivo les esperaba una sorpresa que no olvidarían jamás. Esther, la entrenadora, les comunicaba que su ídolo Antoni José estaba en el polideportivo y las chicas salían despavoridas a por el cantante. Ni el vigilante de seguridad ha podido pararlas…