Julián intenta sacarse un café para soportar la mañana pero la máquna no para de escupir la moneda una y otra vez. El empleado intenta todos los trucos posibles: frotarla cotnra la máquina, soplar... pero nada. Sin embargo, Sofía lo consigue a la primera para ira de Palacios que acaba pateando la dichosa máquina de café.
El siguiente en llegar será Jesús que se niega a cambiar su moneda ya que "algo le pasará si no se la traga" y es que su compañero de aventuras cree que Julián se está dedicando al a falsificaciónd e monedas.
Finalmente, Marimar le enseña 'el toque' para que la máquina acepte sus monedas y es que "hay que tratarlas con cariño" y algún truco: una vuelta, ligero toque de rodilla, un pequeño codazo, un par de golpecitos... y ¡ya está! pero a Julián ni este toque le servirá.
Todos se convertirán en asesores de la máquina de café. Sofía,Arturo,Jesús,Marimar... todos están convencidos de que algo le ha hecho a la máquina. Julián lo niega pero Arturo le advierte, "tú verás lo que haces pero... la vida sin café puede ser muy larga".
Finalmente, decidirá hacer caso de sus compañeros y en la soledad de la noche entabla una tierna conversación con la máquina, "mis más sinceras disculpas, no se volverá a repetir", una disculpa aceptada de inmediato por lo que un café se sirve de forma automática para Julián. Sin embargo, el empleado creerá que la máquina es "estúpida" y se lo hará saber por lo que la máquina se tomará su particular revancha aplastando al pobre Julián.