El sobrino de Spence, Ty, va a pasar una temporada en casa su casa, algo que a Carmen, la criada, no le hace demasiada gracia pues dice no soportar a los niños. Ty tiene diecisiete años y ha intentado suicidarse hace unos días. Carmen le dice que debe divertirse y le anima a llamar a unos amigos. Pero a la vuelta, Carmen se encuentra con una fiesta y con la casa llena de gente.