Taburetes, vasos y botellas. Cualquier cosa servía para lanzar a su rival en el enfrentamiento que tuvo lugar el pasado martes en Palma de Mallorca entre turistas alemanes, sobrepasados de fiesta y alcohol, y manteros, que insisten en vender. Prácticamente sin presencia policial, fueron los propios propietarios de los locales los que atendieron a los heridos.