Mirada sombría y tenebrosa, barba de dos días y arrugas en una frente despejada. Un rostro que rezuma resentimiento, el provocado por una infancia repleta de abusos y vejaciones que acabaron por marcarle de por vida. El paso del tiempo no ha sido amable con 'el rubio'. Cinco años más tarde, los kilos y la dejadez cambiaban su rostros hasta hacerlo prácticamente irreconocible.